In Reflexión

EL PRIMER AMOR

Muchas veces como naturaleza exacta emerge la auto-destrucción. Como ADN repleto de ensayo y error se busca la caída. Dar fin a lo Hamlet al conflicto, a la diatriba interna y el muchas veces sufrimiento sospechosamente deseado. Cuantos que lo tienen todo y no tienen nada en ese analfabetismo emocional, incapaz de descodificar el mundo de los sentimientos y las emociones. Ineptos por ignorancia en sentir y palpitar el amor en todo su cosmos.

Nadie puede dar lo que no tiene. El primer amor es así mismo. Es la conjugación del a imagen y semejanza que nos hace dioses terrenales para realizar obras desde el amor y la fraternidad. Quererse y amarse; para querer y amar. Aceptarse, respetarse, mimarse y glorificar nuestra eterna imperfecta humanidad.

Solo desde el conocimiento de si mismo – aquél hombre conócete a ti mismo del templo de Delfos- desde el laboratorio que busca, que produce ensayos, que persevera desde los aciertos y el error. Desde un alma generosa y consciente de este tránsito escolar, este propósito ulterior ajeno a nuestras capacidades, podemos fluir en la vida, con sus términos misteriosos y sentir la paz, la armonía. Siendo serenamente. El ser o no ser, esa es la cuestión tal cual afirmaba Shakespeare. Ser en el amor que nos redime. El amor esa sudoración amable y dulce que provoca la salvación día por día.

El primer amor, el primer hombre mas allá de lo instintivo. El primer amor que enaltece, da sentido a los misterios y el curso de estos sueños. Decía Camus que la verdadera desgracia es no amar. Y no amarse el mayor de los infortunios. Muchos ignoran esta gran verdad toda la vida. Muchos llegan tarde al banquete, pero llegan. Desde cuartos hermosos repletos de pragmático amor han de sentarse como uno más. A escuchar las clases del amor desde el cántico del sufrimiento y el dolor. Desde las estrofas de las vivencias, el compartir de fe, fortaleza y esperanza. Para encontrarse perderse. La caída como necesidad para sentir y tocar los rayos aterciopelados del reino de la luz.

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