Cuesta Hermosa apacible. Cuál tambor de hojalata que resuena, un círculo de viejos compañeros de aulas Loyola rememoraban recuerdos. Nostalgias con aroma a Rock tras la repentina partida terrenal de Charlie Watts. El icónico baterista de los Rolling Stones quien desde la aparente simplicidad y derroche de espiritualidad musical aportó el pulso a la legendaria banda.
En un ambiente de camaradería la peña "Lo Ninja Salvaje" para el mayor gozo en la gastronomía y los aportes de la música en el arte de vivir, compartían con deleite desde el placer de los sabores elegidos aquella noche. Junto a la magia del sonido con los acordes musicales de Charlie Watts y su batería capaz de transformar con surcos generosos las paredes que definen la felicidad en las almas de esta pléyade de melómanos. Una noche pues agradable, que se definía en ágape musical.
El anfitrión y maestro paellero del grupo Pedrito deleitaba con su dúo de paellas marinera y de Burgos. Novedad la paella de Burgos que agradaba junto a sus robustas morcillas burgalesas, toque de cebollas caramelizadas y manzanas confitadas. Juan Eduardo con su ya afamadas técnicas en el arte peruano de la gastronomía nos regalaba ternuras del Océano Pacífico con su delicado plato de Ceviche con camote, excelsos granos de maíz tostado, limón extra, cebolla roja junto a delicados toques de zanahoria y lechuga.
Muchos apuraban tragos en el compartir. Otros desde una fría Coca Cola saboreaban el momento. Lo agradable de estar y sentir la alegría de vivir. Desde un patio confortable, un árbol majestuoso adornado con bellas Orquídias blancas junto a la luna y las estrellas como techo. Alexa la de Amazon con sus bocinas Bose nos deleitaba con cada mando, cada llamado a una nueva pieza. Brown Sugar, Satisfaction, Sympathy for the Devil, Start me Up, Honky Tonk Women eran una máquina del tiempo. Un túnel de recuerdos junto a la memoria poblada de gozo y baile. Un recordar para algunos de tantos viajes cósmicos, trastocados de sueños con vapor junto a la eterna rebeldía de los Stones.
Toda la prensa internacional resaltaba la partida del gran baterista Británico. Reservado, de carácter y recia personalidad. Profunda formación musical y artística como diseñador gráfico. Charlie Watts era un Sir inglés en la acepción del término. Con su donaire espiritual deleitó a varias generaciones desde la generosa cadencia de su arte. Simple desde la magia del toque de sus palos al frotar la piel de aquellos tambores con ritmo y profesional entrega produjo décadas de algarabía con temblor en todos los escenarios y altares del Rock mundial. Amante del jazz y Charlie Parker, niño del Londres en plena guerra y bombardeos Watts fue un músico consagrado. Un artista que deja una huella imperecedera en la consagración del esfuerzo y la dedicacion más allá del éxito. El incidente en Ámsterdam donde le bajo los humos con clase y altura al delirante Mick Jagger habla de su estatura moral y recia personalidad.
La nota final al paladar fue: generosos triángulos de queso Manchego con tiernos pedazos de membrillo y toque de nueces; todo cortado con las caricias de Jacques Le Bon. Un final dulce junto a los sonidos de la City. Pedrito, Juan Eduardo SML, Jiménez, Fernando, Fouad, Osvaldo, Jaime y Jacques Le Bon junto a otros miembros de la peña como von Ruster, Emil, Luis Giant, Caamaño, Liche, Omar, Brenes, Freddy, Tony y René quienes no pudieron estar, pero nos acompañaban desde la fraternidad del espíritu. Hicimos pues este simple tributo al ya hoy desaparecido músico. Adiós Charlie. Nuestra gratitud desde este Caribe insular a tú entrañable sello y estilo musical.