Un espacio de sueños, incrustado en el corazón del Parque de la Vida. Café Serrallés era el alma humana del parque. Un lugar de bella arquitectura, en armonía con el micro bosque. Sus ventanales como faros, son una extensión visual de la naturaleza para los parroquianos. Desde dentro, junto al aromático rechinar de las máquinas italianas de cafés expresos, los zumbidos de las cotorras junto al martilleo de los pájaros carpinteros sobresaltan las almas. Las sillas confortables, las mesas de generosa madera que acarician las manos al interactuar. Los pisos de mármol del salón despiertos, con los permanentes pasos de los camareros junto a los …