Partículas diminutas, materia higroscópica que limita la visibilidad.
Bruma de espanto; tigres tropicales insaciables, maldito deporte nacional ,
a días del antes y después, de asumir la realidad de este viento carioca.
Nada pasa; o temblará de espanto el alma nacional ,
volverán los oscuros intereses creados y el hediondo olor del poder tropical ,
la inmutable sospecha de la imposibilidad de avanzar ,
dos pasos hacia adelante; y tres para atrás.
Cuando vendrán los domadores de tigres; los venerados amantes de la verdad ,
cuando sentiremos, en el fragor del alma la justicia y la equidad ,
que importa que yo o usted estemos bien ,
aquí; en el mismo trayecto del sol, vendrá el antes y después.
El derrumbe de García Godoy; en cada carencia, en el festín del tesoro nacional.
Malditos tigres, jauría insaciable, indolente y altamente rastrera ,
cuando llegarán sus días, cuando sentiremos el rugir de la justicia.
Solsticio de invierno caluroso en el Caribe, pasará; todo pasa.
A todo tigre le llega su hora; su domador de espanto ,
su crujir solitario, su insaciable martilleo de conciencia ,
bruma maldita, densidad ancestral eh ahí el mar ,
el poderoso encanto de sus espumas; sus delicadas caricias que esperan la verdad.