Sueño que soñaba,
polvo de estrellas en nubes acolchadas,
el todo desde la nada calladamente.
Deshacer la muerte,
acariciar las campanas del reino celestial,
ser, junto al canto y la magnificencia,
las caricias del amor eterno del supremo arquitecto.
Deshacer la muerte,
el sabor a ascenso del alma y espíritu,
el cuerpo desechado como polvo y laboratorio,
el brillo del firmamento mas allá.
Deshacer la muerte,
Sentir los besos del amor siempre,
dejar atrás las heridas y el dolor,
dormir junto al cielo y plantar estrellas día a día.
Deshacer la muerte,
cánticos de eternidad,
la memoria rebobinada en crema pastelera,
el deber y la motivación como muros místicos.
Deshacer la muerte,
novedad de aquel país que nadie torva,
fin de la nada con sabor total,
despertar sereno, anónimo y real.