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HUEVOS FLAMENCOS

Los usos y costumbres son poderosos. La cultura marca el alma, como sellos de la voluntad y la representación. Jacques le Bon soñaba desde su choque de sazones culturales. Era miércoles, y había caminado dos horas a buen ritmo en el Parque de la Vida. Exhausto, frotaba sus labios en busca de inspiración sentado en su sillón rojo.

En busca de orientación divina, se paró rumbo a la cocina. Desde sus audífonos, escuchaba al maestro Paco de Lucía con su pieza Entre dos Aguas. Los mágicos acordes del andaluz definían el rumbo del sabor. Huevos Flamencos vociferó Jacques le Bon, luego de fiscalizar la despensa y la nevera para ver las posibilidades.

INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS

Dos huevos marrones de gallinas felices, una latita de tomatitos picados la Famosa, media cebolla blanca, tres dientes de ajo en finas lascas, dos puños de guisantes, dos chorizos pequeños Palacios, una funda de papas fry and dip de McCain, pizca de pimentón ahumado de la Vera, Oliva extra virgen, pizca de sal y poco de pimienta, poco de perejil y una barra pequeña de pan Gallego.

El PROCESO

En paralelo freímos las papas y pasamos los chorizitos (luego de picarlos en rodajas) en sartén. Los chorizitos solo dorarlos, vuelta y vuelta, para que boten parte de su jugo espiritual. En un tercer sartén con oliva sofreímos los ajos y cebollas hasta cristalizar en fusión. Luego incorporamos los tomatitos picados, vuelta y vuelta. Al rato los guisantes para continuar batiendo y acariciando la salsa con cuchara de madera.

Serenos incorporamos a la salsa la pizca de pimentón de la Vera. Desde la brevedad de pocos minutos finalizamos nuestra salsa con un pequeño derrame del jugo reservado de los chorizitos. Batir y batir con ya fuego lento, para en breve apagar la llama. Procedemos a freír los huevos en oliva. Vuelta y vuelta protegiendo la yema con delicada espátula y, tiempo preciso para que queden las yemas blandas con jugo aterciopelado.

Todo listo vamos a servir. Dos pequeñas cazuelas de barro. Primero las papas fritas(que estaban en plato con servilleta para absorber) en todo el fondo de las cazuelas. Derramamos la salsa encima de todas las papas. Colocamos las rodajas de chorizo por todo el plato estratégicamente junto al huevo frito en el centro. Sal y pimienta a los huevos al gusto. Decoramos con un rocío de perejil por todo el plato.

Sentado y mudo, Jacques le Bon demostraba sus respetos con una reverencia al plato e inhalar su aroma. Cuchillo y tenedor en mano, hirió la yema amarilla para ver derramar toda su viscosidad sobre la creación. Trinchadas unas papas bañadas en la salsa, junto al huevo con poco de pan Gallego le era sublime. Jacques le Bon, mientras saboreaba, recordó que el pimentón llegó a España de América. La salchicha española, se convirtió en el afamado Chorizo, en esa fusión virtuosa del encuentro de dos mundos.

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