Serían las cinco de la tarde con unos minutos del 2 de Octubre del 2023, cuando Jacques le Bon se enteró de la ya resolución S/2023/709 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Se aprobaba con 13 votos a favor y, dos abstenciones de China y Rusia, la propuesta presentada por Ecuador y Estados Unidos para el despliegue de una misión multinacional de seguridad en Haití encabezada por la República de Kenia. Un primer paso, suspiraba Jacques le Bon mientras desplegaba su celular y, ponía a sonar desde Spotify la canción Ye Ke Ye Ke de Jean Luc Ponty. La música en fusión con la noticia, le producía un aroma tangible del momento a Jacques le Bon.
Con toda la disrupción diplomática fruto de los tiempos. Con la enorme dificultad para el consenso global, Jacques le Bon recordaba que este pedimento del endeble gobierno haitiano tenía ya un año en el limbo. Mucho de indiferencia y, porqué no de primacía de intereses más trascendentales en la mesa del ajedrez del orden mundial. En las pugnas hegemónicas imperiales, el G2 China-Rusia era el freno en el tema con su poder de veto. Si bien Haití aún tiene relaciones con Taiwan, probablemente la decisión de vetar era de otra índole e intereses para China. La china de Xi que procura desbancar al imperio actual, Jefe del G2 y, con más intereses ya estratégicos en la región Caribe. Pensaba Jacques le Bon que esta resolución era de dos cabezas. Por un lado la motivación de la abstención de China-Rusia. ¿Porqué ahora? se preguntaba Jacques. A su mente le vino el análisis de Adam S. Posem sobre el fin del milagro económico de China, en la prestigiosa revista Foreign Affairs. También el derrumbe de la burbuja inmobiliaria de China, con la quiebra de Evergrande como punta de iceberg. Y por supuesto la reciente reunión por tres días en Malta a puertas cerradas, entre el Consejero de Seguridad Nacional norteamericano Jake Sullivan y, el Canciller de China Wang Yi. Qué por cierto salió y volvió de la Cancillería dinástica China de forma veloz. Como fugaz fue el paso de Quin Gang, destituido drásticamente. Dando cabida a una posible diplomacia de acercamiento y colaboración entre las potencias. Por otro lado, susurraba Jacques le Bon, la diplomacia dominicana ha obtenido una victoria. Su tenacidad y constancia de vociferar en todos los foros mundiales la realidad de nuestro vecino Haití ayudó mucho. Nunca permitió nuestra política exterior, que saliese de la agenda esta mancha humana en el debate del concierto de las naciones. Felicitaciones a nuestro Jefe de Estado y toda la Cancillería sentenciaba Jacques le Bon.
Ahora bien, solo es un primer paso. Aquí, los que estamos en la Hispaniola. Los que hemos visto varias intervenciones en Haití y, al poco tiempo volver la anarquía, la involución, el desorden, la inviabilidad de aquél conglomerado humano nos preguntamos que vendrá después. Tras pacificar, miraba Jacques le Bon los cielos y pensaba en la Tatica binacional, que vendrá se preguntaba. Escuchar a Jake Sullivan hablar de elecciones y democracia produce hasta risas. Nadie produce lo que no puede, ni da lo que no tiene. En Haití, gesticulaba Jacques le Bon con vehemencia, se le debe buscar un bajadero legal a un fideicomiso. Una administración internacional por 50 años. Que prohíba la injerencia ni ningún tipo de poder a los poderes fácticos ni políticos haitianos actuales. Consecuencias legales inmediatas a las bandas y, a todos los que le financian y participan en ese narco-contrabando-asesino desorden. Haití requiere de soluciones de orden institucional a largo plazo. Reforestar todo el territorio, educar nuevas generaciones, construir y organizar su aparato productivo, viabilizar instituciones firmes que puedan parir un Estado. Una nación, que trascienda todo su atolladero y, la oscuridad de su sincretismo mágico-religioso-cultural.
Un primer paso que abrirá la posibilidad a la esperanza y el cambio para Haití. Qué involucra a la más poderosa nación del mundo en su nuevo formato a la usanza de Ucrania, sin soldados directamente. Pero si detrás con recursos, 200 millones de Dólares seguros ya en efectivo, aprestos militares y logística. Kenia con Jamaica, Barbados y otros estados caribeños en el campo de la acción. Se espera, como mandato histórico, de una importante participación una vez iniciada la acción de Francia y el Canadá. Francófonos ambos y, Francia con su carga maldita de culpa colonial nefasta, con posibilidad de enmendar los frutos salvajes de sus viejas plantaciones explotadas. Empezará lo que no se sabe como terminará susurraba Jacques le Bon. Un primer paso repetía Jacques le Bon con la mirada en la frontera. Con el terror de kenianos, como en Somalia, enfrentando bandas y tigueres salvajes como los Barbecue. Jacques le Bon pensaba en el Prócer Juan Pablo Duarte y, en el poeta Mir desde su posición colocado en el mismo trayecto del sol.