Un canto mágico de esperanza se esparce por todo el firmamento nacional. El cambio anhelado, la voluntad del soberano pueblo expresada en un hermoso día lleno de civismo y buena voluntad. La Junta Central Electoral levanta los pies y sale de aquel triste atolladero. Logran sus miembros reivindicar su honor y rimar con los versos de la historia.
Nueva vez la hermosa posibilidad, la esperanza de una nueva generación al mando. Un nuevo presidente electo sin compromisos aparentes. Sin necesidades apremiantes y la eterna posibilidad de casarse con la gloria. Ser protagonista de una nueva república. Gerente frugal y sabio para resistir los embates de los intereses creados, para sopesar la balanza del buen rumbo de toda la sociedad. La humildad para ser jefe de estado, para pedir la templanza, la justicia para ser estadista.
Llega este nuevo inquilino de la Dr. Báez con unas tropas sedientas y hambrientas. Los sueños junto a la esperanza suelen ser seducidas por el pragmatismo de la hamaca. Por la eterna montonera de sentir las ubres magulladas de la vaca nacional y el deseo de exprimirlas. La necesidad como sentimiento nacional del tigre binbin en el centro del anhelo del ethos. Ni los enanos discípulos de Bosch, harapientos y repletos de dialéctica marxista soportaron la embestida. De bruces y de manera pusilánime se humillaron ante el becerro de oro.
Téngase miedo presidente electo. Conozca bien nuestra historia, piense solo en cuatro años. Busque la linterna de Diógenes para sospechar de todo y de todos en el primer pensamiento. Reclute gente capaz y con linaje moral. Sea sabueso para oler los intereses. Estudie los aciertos y desaciertos de los pasados presidentes. Haga un curso express de sicología y sociología. Sea diestro en la composición nacional, escuche siempre al pueblo que es la voz de Dios.
Téngase miedo presidente electo. Usted le acaban de colocar en el peor puesto para un hombre serio en estos predios tropicales. Valore la soledad del poder. Practique mucho el decir NO cuando así lo intuya su mandato y convicción. Sea amable, humilde, accesible pues eso lo protegerá. Escuche mucho, siempre sume y reste. Multiplique y divida como representante de todos. Haga todos los días malabarismo, pida discernimiento al Arquitecto Supremo del Universo en el arte de lo posible.
Téngase miedo presidente electo. La salud, la economía. La seguridad ciudadana, la corrupción y la impunidad. Líbrese del borrón y cuenta nueva. Sin el ejemplo y el miedo no hay quien pueda con esta raza. Reforma fiscal, presión fiscal y deuda pública. Ostentación y presupuesto nacional. Botellas y Jeepetas. Excesos y ausencia de sobriedad.
Un canto de esperanza se percibe en todo el firmamento. Un legítimo sentimiento de paz y nuevos rumbos; tal cual me planteo ayer mi caro amigo Julio Vega L. Las fuerzas vivas vibran, sueñan y anhelan. Suerte presidente electo. Mis mejores deseos y parabienes. De su ejecutoria y decisiones será el porvenir, el futuro de todos. Buena correa y buenos pantalones pues. Disfrute el solio presidencial como deber. Contrate a alguien que todas las mañanas le recuerde Memento Mori. Esto le dará el hermoso privilegio y posibilidad de saborear los futuros versos de la historia. Sentir en las páginas doradas de la patria el aroma de su alma, el sello indeleble de su estatura.