Capítulo I ( Vida imaginaria de la leyenda de un Chang Wang-Liu en los trópicos)
Cuenta la leyenda que todo empezó con aquella sopa de murciélagos en el mercado de la ciudad de Wuhan. Chang Wang-Liu apenas tenía 15 años por aquellas fechas. Como todo en la China de Mao Zedong, el partido monopolizaba la narrativa. El como y cuando de la verdad oficial era una maquinaria de información gigantesca, a la usanza de la Gran Muralla. Sociedades cimentadas en la autocracia. El poder omnímodo de un hombre fuerte, amo y señor de vidas y costumbres. Era una cultura milenaria de sumisión. Un Mandarín, un partido y su Politburó, como forma posible de gobernar un casi continente con 1,400 millones de almas.
Chang Wang-Liu era de Fuzhou. Tras la estratégica pandemia, Chang pasaría a ser un soldado del plan imperial geopolítico de la denominada Ruta de la Seda. Fue en el 2023 cuando se embarcó a Hong Kong, tras recibir instrucciones oficiales de las autoridades de su localidad. Ya en Hong Kong se dirigió a unas extrañas oficinas con aroma a inframundo, política con maridaje empresarial. Sentado, sin saber su porvenir Chang Wang-Liu fumaba ansioso mientras esperaba le recibieran. Al cabo de dos horas le invitaron a pasar. Un compatriota estilizado. Con aires de mafioso y prendas de marca le invitó a sentarse. Sin mucho preámbulos le espetó -Su misión es ir al Caribe. Específicamente a la isla Española. En la República Dominicana la Ruta de la Seda desarrolla una cadena comercial de amplio espectro en toda la geografía nacional. Vendemos todo lo que se produce en China. La Ruta busca desplazar todos los centros y cadenas comerciales de todos los rubros locales. Para estampar el sello imperial dinástico Chino, y controlar todo el comercio mundial. Ya le tenemos su pareja. Usted como original de Fuzhou con conocidas aptitudes para el comercio, va ser el segundo al mando de un amplio negocio ferretero-.
Chang Wang-Liu junto a su hasta ahora desconocida mujer llegaron a Santo Domingo vía New York el 14 de Junio 2023. De Caucedo fue directo a la avenida Duarte. Allí trabajaría y viviría prácticamente las 24 horas. Un local inmenso, antes de españoles, ofrecía miles y miles de items del mundo de la ferretería. Con impuestos especiales, pagaban por el envase y no el contenido. O sea por cada furgón una suma determinada, en vez de como a todos los mortales importadores, por el contenido su correspondiente arancel más el ITBIS. Los chinos tenían un trato preferencial en las puertas de entrada: las Aduanas. Como súbdito del milenario Imperio del Centro Chang Wang-Liu no se mezclaba, ni hacia vida social con nadie diferente a su raza. Llegó con su mujer, para formar familia y, ser peón para los designios imperiales desde el comercio ferretero.
La apertura. La diplomacia del ping pong, junto a la visión de Deng Xiaoping. El milagro del siglo chino, con su ratón que caza sin importar el color. La entrada en la OMC. El crecimiento vertiginoso industrial con su enorme generación de riquezas, y consecuente poder. Lo virtuoso del poder centralizado. Los planes estratégicos quinquenales. La planificación, el control y el poder de castas políticas bajo la sombra del elegido. El único con tres periodos, y "cuidao" después de Mao. El Mandarín Xi. Imperial, con las arcas llenas de riquezas. Van por todos y por todo, con ansias plenas de dominación total. Chang Wang-Liu sería un ejecutor, no parte del mecanismo. Lo complejo del entramado política-mafia. Epidemia del fentanilo, como revancha al opio. Dumping con excedentes de producción, perdiendo para luego ganar. Traer importaciones de miles de contenedores, para luego el objetivo primario de purificar y remesar las divisas al mecanismo. Triángulo virtuoso. Una reeditada lavandería de chinos pero sofisticada, conforme a la grandeza Zhongguo en sus nuevos tiempos de dominación.
Chang Wang-Liu era despierto. Si bien solo era ejecutor, se daba cuenta de los procesos del mecanismo. Fluir en lo local era fácil. La grasa de la energía monetaria todo lo movía con su poder. Incluso muchos de los locales que proclamaban la injusticia de la desleal competencia, sufrían desde la herida de viejos perros hueveros. Aquí el contrabando y el contubernio pululaba en grandes nombres y grandes firmas. El tema era que, desde la barrida en Aduanas de Cocco y las múltiples fiscalizaciones de la Peste Púrpura, los métodos y formas de evadir al ogro opresor se movían con agilidad espantosa hacia la legalidad. Ya eran privilegios o canonías particulares la forma de chupar la teta nacional, muchas de las "élites" nacionales ya habían desterrado el vulgar volao, la cultura del contrabando. Como aquel maletín del famoso Yapur Dumit.
Chang Wang-Liu aún siendo solo ejecutor, bien sabía de su poder en estas latitudes. Los Chinos eran la nueva búsqueda del aparato del ogro opresor nacional. Desde su sede le ordenaban marcar con bajo margen o hasta perdiendo a veces, además de las ventajas comparativas en la Gran Puerta de Entrada Nacional. Lo que le provocaba suspicacia. Por supuesto Chang hasta culturalmente era un profundo cultivador del silencio. Pagaban altas rentas o compraban locales al precio que fuese. Trabajaban los siete días de la semana. Traían y vendían todo en un solo lugar desde un candado a un panty. Empleaban en su mayoría nacionales como él y haitianos. Vendían mucho sin factura. Sin costos de TSS y demás yerbas aromáticas. Pero sobre todo, así lo entendía Chang, el negocio era otro. Sentía a fin de año, cuando se remesaba a la casa de contratación matriz los millones de los verdes, la verdadera motivación de aquella poderosa maquinaria que fluía al ritmo mágico de la Ruta de la Seda. La respuesta a la Guerra del Opio , 185 años después, con trágicos resultados en la más poderosa nación de la anglosfera. Y repercusiones aquí, en el Caribe frontera imperial.