Torrenciales aguaceros por casi una semana. Un sentimiento de mini-pandemia contrarrestaba, ante el sentir de paz y serenidad en la ciudad por el confinamiento. El silencio es tan escaso por estas latitudes mascullaba Jacques le Bon. Tras días sin ver el Sol, hoy se asomaba el Astro Rey. Tímido, irradiaba la posibilidad de instaurar su luz poderosa en estos cielos caribeños. Jacques le Bon desayunaba. De alguna manera se alegraba, tras casi una semana sin su presencia, de sentir el poder del dios Sol tropical como necesidad imperiosa en estas latitudes. Era 29 de octubre, y Jacques le Bon degustaba desde el placer su primer panettone de la temporada. Un Tre Marie Milanés tierno y celestialmente esponjoso era un gozo. En maridaje con un café Monte Perelló y una vaso de jugo de naranja natural del Amigo con abundante hielo frappé.
La prensa era una montaña Rusa. Como la realidad del mundo actual pensaba Jacques le Bon. Daba gracias a Tatica ante el balance de Melissa en RD. Si bien los daños materiales eran cuantiosos, todo era recuperable. Y las lluvias no dejaban de ser una bendición para la producción agropecuaria. Aún los daños en el momento, luego florecería con fuerzas. Ya decía el Dr. Balaguer, rememoraba Jacques le Bon, que el mejor ministro de agricultura es la lluvia. Apesadumbrado veía las tristes noticias del paso de Melissa por Jamaica. Jacques le Bon imploraba a Tatica por nuestros vecinos jamaiquinos, y por Cuba. Que recordando al apóstol Martí y a Hostos, somos ala de un mismo pájaro.
Jacques le Bon recordaba que hoy se reunirían el Mandarín Xi y el Emperador narcisista el Trompo tramposo, destructor de los cimientos de Occidente. De alguna manera era una reunión del Olimpo. Dos de los dioses del Olimpo geopolítico junto al Zar Vladimir. La emblemática Korea del Sur sería pues el escenario. Como lo fue también en la construcción del nuevo oriente-occidente de aquél nuevo mundo emergió tras Bretton Woods. Dividida como Alemania, por aquellas teorías estratégicas imperantes de John Mackinder. Lo que pasa entre los tres grandes Estados Unidos, China y Rusia hoy repercute en todo el globo terráqueo. Las zonas de influencias se redefinen ahora. El que será y cuales serán las nuevas reglas del juego están en permanente construcción hoy. Nada es casualidad en el tablero del ajedrez geopolítico.
Gaza, Cisjordania, Irán, Ucrania y las legendarias aguas del Mar Caribe son piezas de un mismo rompecabezas. Son pues las mismas manos. Los mismos intereses, en construcción y movimiento permanente. Que desde la pandemia buscan derribar, imponerse o permanecer. Es el ego a su máxima expresión, que busca derribar viejas hegemonías e instaurar su constructo filosófico hegemónico. Ya Jacques le Bon había presentido la fragilidad de la paz en Gaza. En el fondo ni al jázaro anti-Cristo de Netanyahu, ni a los otros tres camajanes le importa un bledo el genocidio en las milenarias tierras de Oriente Medio. No son más que fríos movimientos del ajedrez actual de la geopolítica mundial.
De alguna manera el Emperador Narcisista ha dado un cambio de timón. Nada raro por supuesto sentenciaba Jacques le Bon. Busca hoy concretizar un nuevo acercamiento a Xi. Quien le dio en la yugular con lo de las tierras raras. Espera con su nuevo giro "estratégico" el trompo tramposo, deshacer la poderosa unidad geopolítica-económica Sino-Rusa. Coincide con el anuncio del Zar Putin de los nuevos poderosos misiles cruceros rusos Burevestnik. Una innovación que cambia las reglas de la guerra, tal como apunta el brillante analista Alfredo Jalife.
Hoy Korea del Sur es un punto de inflexión. La posibilidad de una transición pacífica y colaborativa al Nuevo Orden Mundial bi-polar o tri-polar. O la guerra del fin del mundo. La locura del reloj nuclear que está ahora a las 11:58:30, que se ha adelantado 10 segundos. Y es la primera vez desde su creación que está a 90 segundos para la medianoche. Es pues que esta reunión de hegemones hoy, previa a la reunión de los países de la Apec (Cooperación Económica Asia-Pacifico), es crucial. Que Xi pida Taiwán es ya chin ante el verdadero cobre se bate. Será la Guerra o la Paz de Tolstoi. La posibilidad de que brille la sensatez y la prudencia. Aquella paz confuciana, hoy expresada en todo el universo. O El Armagedón. Aquél lugar simbólico donde se reunirían las naciones para la batalla final entre el bien y el mal.