El modo de trabajar y las formas de diversión se fusionaban. Su niñez y adolescencia siempre estuvieron humedecidas por gotas del pragmatismo real de la vida misma. Por esos mandatos que se procesan con los años, Jacques le Bon fluía al ritmo mágico del comercio en todas sus etapas. Desde el otrora segundo de bachillerato, estaba ya en nómina con apenas 14 años. Por esas circunstancias de rebeldía y ruptura con el orden establecido, hubo de cursar el colegio en tanda vespertina. Ante lo sucedido, su padre que fue maestro y guía, tomó medidas. Jacques le Bon debía cumplir un horario laboral de lunes a …