Era un jueves que parecía domingo. Serían las 8:33am, y Jacques le Bon se ejercitaba en el parque Bosque de la Vida. Se levantó temprano. Ya había realizado sus meditaciones matutinas, desayunado y leído la prensa. La convulsión global producía escalofríos. Estamos a las puertas de la tercera conflagración global susurraba Jacques. Las declaraciones del adolescente Mesías Redentor Globalista de los tiempos eran un primor: Te tenemos ubicado Ayatollah, pero todavía no te mataremos. La locura de los acostumbrados mensajes nocturnos en redes del hombre le producían humor. Recordó, mientras caminaba en comunión con el parque como microcosmo de la madre naturaleza, la reflexión del …