"La economía de la República Dominicana ha sido una de las más dinámicas y resilientes del continente americano en las últimas dos décadas, y ha experimentado una notable recuperación tras la pandemia gracias a las sólidas políticas de las autoridades." Son estas las palabras iniciales en el informe del personal técnico de la misión del FMI presidido por el Sr. Emilio Fernández-Corugedo en su visita del 8 al 19 de mayo 2023. El informe no hace ahorros en elogiar el estado de la economía y el excelente manejo por parte de las autoridades y todo el equipo técnico.
Si bien el informe es un espaldarazo, no deja de plantear mejoras y señalar puntos neurálgicos de nuestra economía. La recapitalización del Banco Central, el famoso déficit-cuasi fiscal de Baninter, aún está ahí. Las sumas transfiere el gobierno central para cubrir aquel desguañangue o fiesta al atraco de la vaca nacional son pírricas. Todavía se debe todo ese dinero, y crecen como la espuma los certificados del Banco Central. El gobierno, como mandatario del pueblo, no ha pagado todavía esos platos rotos de deudas borradas, devolución de dinero hasta a miembros del consejo y demás diabluras. Se hicieron muchas operaciones grandes y dudosas en aquél mar con sabor a Hamaca y Montonera. Esa centrífuga bonos del Central, puestos de bolsas en manos de pocos con aroma político y los recursos de los fondos de pensiones tienen el mismo sabor. Ojo al Cristo diría un sabio. Todo con un mismo barniz que se recicla que al final es deuda pública. El ahorro nacional de los fondos de pensiones en su mayoría alimenta este enorme fuego insaciable. La política fiscal que golpea a los mismos y los de siempre. Sin embargo sectores ya con tantos años y raíces de plusvalía. Con sobrada firmeza y afianzados ya hasta por décadas y no pagan impuestos. Unas exenciones que ya en muchos casos han perdido valor estratégico. Con tufo a privilegios y contubernio. Que ya deberían empezar a contribuir y no solo sacar. El sector financiero es sólido y firme. Mucho contribuyó los cambios a la ley de bancos que penalizan con responsabilidad a los accionistas ante cualquier eventualidad. La creatividad criolla parecería hoy fluye más por los denominados fondos. El sector energético es un barril sin fondo. Las EDES un desastre convertido en botín político. Las Catalinas, la mayor inversión estatal de todos los tiempos, con rumbo sospechoso como ha sido la historia de todas las empresas estatales. La refinería igual, convertida en simple importador como algunos privilegiados que importan con exenciones y brindan un menú de diferentes precios. En la energía como sector, todas las ganancias son del sector generador privado y, todas las perdidas del estado o del pueblo.
La nómina pública siempre crece. Más de viente años de déficit fiscal. Con el agravante de los últimos años, más producto del manejo de la crisis por pandemia, que tomamos prestado para pagar déficits de gastos corrientes o sea nómina, nominillas, publicidad, asesorías, 4% a la educación de tristes resultados con colofón de "negocios" y sabrá dios cuantas diabluras más. No de inversión o capital. No hay muchos recursos para obras. Lo cierto es que avanzamos, y mucho. Pero siempre tenemos temas que persisten en el tiempo. Que con excepción de verdaderos estadistas, se les hecha tierra. Se obvian como si fuesen a desaparecer. Tenemos ejemplos de nuestra misma Latinoamérica, al por mayor y al detalle, sobre cuales son las consecuencias finales de gastar más de lo que se produce. La cuenta llega, siempre llega.
Felicitar a las autoridades es deber pues. Lo macro con lo micro se funden para ver y sentir la realidad del todo y cada quien. Postergar ha sido materia exitosa por desgracia en estos lares. La reducción del número de contenedores en puertos de RD habla mucho de nuestra realidad actual y del mundo. La cuenta de la pandemia ya llegó. Habrá que pagarla pues. También se nos junta con los pendientes sistémicos y las iniquidades de nuestra economía. Pena estemos tan cerca de elecciones. Esa fiesta de la democracia que en realidad es para muchos modus vivendi. Sería tan oportuno aprovechar estos momentos de incertidumbre global. De policrisis una tras otra, de tomar el toro por los cuernos en la faena de bregar y los ánimos prestos a atravesar el dolor. Apretarse el pantalón y hacer las reformas. Esas que como la verdad, no tienen remedio. Para realmente trascender y mirar de frente este enorme futuro lleno de retos, pero con músculos y fuerza real. El fiao y el dao son una vaina a la hora de la verdad.