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CONVENTO CORDOBÉS

"A veces se vive de más y esa es otra condena". Jacques le Bon recordaba, como gotas derramadas, aquellas palabras de Antonio Gala al conocer la noticia del fallecimiento del poeta andaluz. La cultura le era un bálsamo a Jacques le Bon. Un antídoto ante la realidad de la educación del país, ante el derroche de recursos del cacareado 4% sin planificación ni capacidad con seriedad de administrar. Antonio Gala fue un toro de Miura. Un Cordobés de Brazatortas que embestía y frotaba las estrellas como el espíritu español.

Antonio Gala fue abogado, dramaturgo, poeta, politólogo, economista y profundo exhibicionista del alma humana a la usanza de Dalí. Qué personaje suspiraba Jacques le Bon. Era un símbolo de aquella España invertebrada pensaba. Un travieso andaluz. Inquieto y prolífico autor que personificó una enorme plataforma con más de 450 títulos a cuesta de casi todos los géneros: teatro, novela, poesía y columnista de prensa. Aunque era comunista, a Jacques le Bon le simpatizaba la actitud contracorriente de Gala. Sus firmes posiciones políticas, aun Jacques no compartía, como la no pertenencia de España a la OTAN. Sus charlas con Troylo para la prensa donde no rehuía debate alguno y martillaba con vehemencia sus posiciones de todo el acontecer nacional.

Por insospechados procesos de pensamiento, la primera obra de Antonio Gala que le vino a la mente a Jacques le Bon fue La Pasión Turca. Aquél testamento de fascinación mora de Antonio Gala. Un intento literario desde el imaginario, parafraseaba Jacques le Bon, de retirar del infierno de la desdicha a Boabdil. El último rey nazarí de Granada. En aquella obra muy bien escrita donde narra las angustias y debilidades de Boabdil. Obra donde Gala declara sus simpatías por el rey Moro y procura revindicar. El Moro llorón que le tocó firmar las capitulaciones de Granada. Hecho histórico inmenso. De gran valor estratégico geopolítico y solución para compactar lo español y desterrar su balcanización. La mayor hazaña y epopeya junto al descubrimiento de América, para la grandeza y unificación del reino. Símbolo imperecedero de la fortaleza y gallardía del más importante jefe de estado de la península ibérica de todos los tiempos: la reina Isabel la Católica.

Como los grandes, Antonio Gala Veni, vidi, vici. Hizo todo y de todo recordaba Jacques le Bon. Su enorme producción literaria y su incursión en todo el espectro de la vida cultural donde se respira el sello de todo su legado. Amó su tierra. Aspiro a cura y fue mundanal. Gozaba las mujeres y le cantó al hedonismo. Coleccionó bastones y exhibió miles de bufandas con su garbo y mirada arrebatadora. Fue toro y oliva. Fue la España del sur con aroma a Flamenco y sabor a Gazpacho. Complacido y el mapa de un trazado de una vida intensa y fructífera. Productivo con un derroche de claros propósitos en este paso recordaba Jacques le Bon. Sus últimos 15 años se retiro del mundo. En el claustro de un convento cordobés dedicó su tiempo, sus recursos con toda su pasión a compartir. A ser mecenas desde su fundación a nuevos autores, para promover la creación e irradiar el poder del arte en los humanos. Fue pues, sentenciaba Jacques le Bon, un embajador para la especie de por qué y para qué se vive, aún su agnosticismo declarado e incredulidad del derrotero de la especie humana.

Para Jacques le Bon Antonio Gala era un orfebre espiritual. Un constructor de versos necesario para lustrar el sentimiento trágico. Un actor capaz de reírse de sí mismo y de este pequeño planeta de esta determinada galaxia. Un ciclón humano que hizo del oficio y la ocupación su norte. Su pasión contracorriente para la vida y el viaje de lo que sea le representa su más allá. Presente, con aroma cordobés Jacques le Bon soñaba con Flamenquines, rabos de toro, Boquerones en vinagre, Alcachofas a la Montillana y un Jamón ibérico de los Pedroches. Con sed, frotado de un aroma a Bellota y dehesas arboladas Jacques le Bon cerró sus ojos. Mirando los cielos inicio un canto con versos de Antonio Gala: " Ya nunca más diré: Todo termina. Sino sonríe alma y comencemos. En nuevas manos pongo nuevos remos y nuevas torres se alzan de la ruina. Otra alegre mañana determina el corazón del mundo y sus extremos."

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