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REPÚBLICA FARAFANGANA

Desde la vital plaza del Truño Pancracio Romero Sindioses aspiraba un cigarro Aurora Connecticut. Sonreía para no llorar desde este mar de subdesarrollo esencial. En una nube de pataleo, junto a un profuso olor a negociación y cuotas de poder saboreaba la estatua del almirante de la mar oceánica. El pleito de los dos grupos políticos más poderosos -que como carteles dueños de la mafia de administrar la vaca nacional dirimían sus diferencias y exhibían sus paños hediondos- derramaban sus apetencias personales, sus resentimientos y odios viscerales, junto al fukú de los vinchos como símbolo y estampa nacional. Secuestrada la atención de toda la república en la crisis y arrastraban a ella junto a sus miserias humanas. Cual faraones o niños malcriados e egocéntricos, sin importarles ni medir consecuencias de un pleito que afecta todo lo social y el aparato productivo nacional.

El mundo y sus complejidades actuales no afecta a esta isla. Las posibilidades de recesión global, los escenarios de populismo y retroceso a la sociedad abierta tampoco; y a la gallina de los huevos de oro el turismo menos. Todo se reduce al país político, al desenlazase del pleito casao de los Trujillines de turno. Que frágil todo suspiraba Pancracio, el clima junto a la hamaca y hermosos cocotales que todo lo absorbe. Todo se reduce a los delirios y deseos de una siempre clase dirigente y política incapaz de ver más allá de sus apetencias y consumar el degüello a lo Drake con derroche. El nuevo presupuesto con 24% para el servicio de la deuda. Más prestamos para pagar el déficit de las ineficientes distribuidoras de electricidad. 11 años de déficit en el presupuesto consecutivo no es nada. Nada pasa. Pancracio comerciante desde su niñez, tiraba números y afirmaba su tesis de que aquí con la mitad del presupuesto en todo y para todo se haría magia, la Suiza del Caribe soñaba.  El doble con la mitad de todos estos parásitos, botellas y botellones chupadores impenitentes de la triste vaca nacional. Empleados, funcionarios, ministerios, suplidores, bono gas, bono romo, jeepetas, chapeadoras, 4% para educación  etc etc etc.

El César aquél por donde andará jajajajajaja. Ya no es noticia mascullaba Pancracio mordiendo su robusto tabaco. El juicio más importante para marcar un antes y después en Bavaria pues. En la letanía del ritmo de Mangulandia a güira con tambora. Recordó que recientemente fue suspendido para después del 6, pues un conocido "empresario" parte de la trama o la samba, se lesionó el hombro jugando al tennis en el Country. Como este tipo es socio del Country pensaba Pancracio, con todo el hedor nauseabundo de la fauna y el lambonismo como profesión nacional. Es el todo, es lo mismo siempre. La trampa es el sistema, la necesidad del caudillismo como contraposición a lo institucional y el imperio de la ley reeditados forever. No hay quien pueda contra eso. O bailas o te retiras o te matan . El mecanismo es todo y en todo. En cada movimiento y anhelo del ethos nacional; sabe a Sancocho y chicharrón.

Se paró raudo y veloz. Hoy es 10 de Octubre día de la salud mental vociferó en busca del sano juicio. Aquí el que no logra aclimatarse, aún se cuide de no enlodarse como el furufo aquél, se jode. Se sentó en la cafetería Cabo Viernes con la vista de Borgellá. Un derretido de queso Geo en pan de agua crujiente junto a un morir soñando le confortaban. Como viga de postalita de pelota divisó al Dr. Iñigo Montoya, su amigo y entrañable camarada. Caminaba junto a dos indias canelas hermosas, deidades del jardín tropical. El Dr. Montoya seguro de si mismo, con aroma a crema y colonia francesa, sibarita y conocedor de la fauna como su pariente varias veces presidente irradiaba pragmatismo. Pancracio Romero Sindioses musitó: hay que aprender de estos hombres. Eh los ahí capitanes de barco, expertos en navegación y velas. Artistas para fluir con el clima y sus desmedidas exigencias. Pancracio se deleitaba con un aromático café.

Con rabia y risa gritó mierda pal PLD. Al carajo las fuerzas reformistas y PRD que como franquicias eran unos desagradables fast food. Mierda pal PRM; que ya hiede a poder y se sienten los vivos brincando a su carro de triunfadores con bulla y yaniqueques. La vida es buena y sabrosa. Pasará, todo pasa. Hasta Trujillo, Balaguer, Bosch y Peña Goméz pasaron. El tableteo de los caballos de una carroza por la cuidad de Ovando lo despertó. Sueño o pesadilla sospechaba Pancracio Romero Sindioses. Desde la Atarazana un estruendo le recuerda la euforia de siempre, con sabor a necesidad imperiosa por el mesianismo y caudillismo nacional. Como si fuese ayer desde la segunda república voces al bajar el telón: Viva Báezzzz.  Opera burda, pero trágicamente universal.

 

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