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20 AÑOS DESPUÉS

Enmudecida la estatua del desarrollador Nicolás de Ovando. Aún perfuma la plaza España señalando la otrora memorable barra del Drake. 20 años después está la pared vacía del hoy Pate Palo sin el retrato de John Gilligan autoría de León Bosch. Dos décadas sin el aroma esparcido de cebada Germana por todo el macizo de la barra de las Bitburger del afamado pintor. Dos decenios sin las mesas de plywood marrones aromatizadas a salchicha italiana de la plancha de Frank. Sin el servicio de hielo y un mallita servido con generosidad por Annie. Ausentes las cansadas bocinas del otrora Drake desgañitando Confortably Numb junto a Roger Waters. Sin el fervor proverbial de Freddy al clamar Tannhauser de Wagner en bola rumbo a la parte atrás del Vizcaya. 20 años no son nada decía el Morocho del Abasto cargado de recuerdos y un Bandeneón aterciopelado por telarañas.

Al despertar Hans Ulrich Van Guz Castelar recordó la fecha. El 23 de Febrero de cada año, un día a la vez, era un parte aguas. Aquél hermoso 23 de Febrero del 2002 lleno de dolor, confusión y miseria. Día memorable que levantó su mano clamando ayuda. Que vociferó desde su alma con aceptación y honestidad su derrota. 20 años que como el nacimiento del Cristo la fecha dividía su historia de vida en dos: antes y después.

Confusión, autodestrucción, vacío existencial, ausencia de espiritualidad, desamor, sin propósito, tristeza, desaliento, sufrimiento, desesperanza imperaba por toda su alma atribulada. Sin rumbo perdido en una oscura selva. Como el extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, Hans sufría ya por años en aquellas fechas una severa transformación al consumir la pócima que lo convertía en oscuridad. Una dualidad hombre-monstruo que lo llevó a la bancarrota emocional total. Hubo de fruncir sus labios agrietados y ensangrentados en el lodazal del suelo para saborear el polvo de su derrota. Solo así desde la derrota total emergió la posibilidad. La amorosa perspectiva de un cambio cuántico donde quedaba fuera la variable del consumo y emergía una nueva vida. Vida con propósito desde el prisma de un amoroso programa espiritual.

De forma visceral. Guiado por los dioses las ganas de Hans Ulrich Van Guz Castelar de descubrir una nueva forma de vida le empujaron a conocer nuevos horizontes y nuevas playas. Un estrellado camino de redención con el aroma del Arquitecto Supremo del Universo le trazó el rumbo. Como monje de las alturas de Assise Hans repetía con Francisco de Asís: Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio, siembre yo amor; Donde haya injuria, perdón; Donde haya duda, Fe; Donde haya desaliento, esperanza; Donde haya oscuridad, luz; y donde haya tristeza, alegría, oh Divino Maestro, Haz que no busque ser comprendido sino comprender; Que no busque ser amado sino amar; Porque dando es como recibimos; Perdonando es como Tú nos perdonas; Y muriendo en Ti es como nacemos en vida eterna.

Dispuesto. Sospechando de sus pensamientos y re programando su vida Hans Ulrich Van Guz Castelar se adentraba por nuevos horizontes de luz. Poco a poco accionando y de manera persistente los principios espirituales fueron incorporándose a su vida. El autoconocimiento como alfa y omega para promover el despertar. El cambio. El ensayo con error. La repetición. El cada vez mayor gozo de quien se es. La satisfacción amorosa del proyecto de vida y los designios del creador. La buena voluntad.

20 años después Hans Ulrich Van Guz Castelar resplandecía con la realidad del día. Sereno, libre, armonioso, agradecido con esperanza y su dignidad restablecida. Buscador impenitente de la necesaria humildad y la sabiduría para saber vivir. Conocedor de que es un día a la vez saboreaba con furor un aromático café Monte Real con dejo achocolatado. Con un hermoso olor a lavanda por todo su alma repetía: Dios concédeme Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar….Valor para cambiar las que si puedo… y Sabiduría para reconocer la diferencia. Corregir un error por la gracia del Padre es un acierto mascullaba Hans desde una pícara sonrisa de ganador.

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