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DEL CANAL DE SUEZ A PANAMÁ

La historia se repite. Trazos de círculos que van y vienen. Que repasan sus puntos en origen de forma constante. Como el eterno retorno de ese río de espejos humanos. Son los imperecederos bríos de aquellas aguas metafóricas de Heráclito. Somos ese río ya dijo Borges. Somos ese ensayo-error científico que el alma padece y nos vuelve a interminables puntos de inicios epocales.

Frugal. Aspirando a la sobriedad marcada por tiempos de cuaresma Anselmo Paulino Roncones desayunaba. Lechoza picada, poco de nueces con cranberrys, una ciruela, un higo. Acompañado de un yogurt griego espolvoreado con hojuelas de avena y una cucharada de mermelada de naranja con su cáscara sagrada. Un café Monte Real en cofradía con leche asturiana eran la cereza del momentum en la mesa de Anselmo Paulino Roncones al desayunar.

Prensa en mano Anselmo Paulino Roncones oscilaba entre la fascinación y el terror de los acontecimientos de los tiempos. Guerra de aranceles. Nuevas pausas en la implementación de tarifas tras la firma. China que contesta y duro. Preparados para la guerra en el escenario que sea. Groenlandia y nuevos delirios imperiales para controlar la nueva ruta del Ártico. Canadá de frente que contesta. Lo propio Hamás ante las pretensiones de Riviera en Gaza. El posible quiebre de la fructífera alianza transatlántica para Occidente. Tras largo etcétera Anselmo Paulino Roncones vociferaba la frase de Mafalda: paren el mundo, que me quiero bajar.

Como flashes mentales Anselmo Paulino Roncones hizo un símil histórico entre el Canal de Suez y Panamá. El emperador de los tiempos amenazó hasta con arrebatar el Canal de Panamá a los panameños, de no alinearse con la nueva geopolítica medalaganaria imperial. La crisis en el Canal de Suez o Guerra del Sinaí supuso la primera ruptura del Occidente de la post-guerra. El primer quiebre de la unidad en el seno de la OTAN. El presidente Dwight D. Eisenhower y su Secretario de Estado John Foster Dulles no compartían las pretensiones de continuidad colonial de Inglaterra y Francia en Medio Oriente y África. El poder norteamericano descartaba la Realpolitik para rimar con sus anhelos de moralidad y justicia de los tiempos del wilsonismo.

Eisenhower simpatizaba con el líder de Egipto Gamal Nasser. Occidente en general señalaba lo radical del líder Árabe y sus deseos de controlar el Canal de Suez. Vital también para Nasser era la construcción de la presa de Asuán. En esos tira y jala geopolíticos de aquellos tiempos de Guerra Fría se coló la otrora Unión Soviética en Egipto de manera estratégica. Nikita Jrushchov hizo alianzas con Gamal Nasser. Dieron el poder a Nasser de elegir. De adherirse a la visión "revolucionaria" del mundo comunista. Terminaron los rusos vendiendo armas a los árabes en la guerra contra Israel, Francia e Inglaterra. La Unión Soviética le financió el sueño de Gamal Nasser de represar el Nilo.

La presa de Asuán: "creó un enorme embalse, llamado luego Nasser. el lago Nasser y la expansión del Nilo detrás de la presa despoblaron a más de 50,000 personas de Egipto y Sudán. La presa también inundó sitios arqueológicos invaluables. Así como su generación de energía hidroeléctrica en el muro de presa produjo la mitad de las necesidades de Egipto en 1970." Wikipedia

Aquél conflicto en la alianza de la anglosfera produjo hasta ventas de reservas en Libras Esterlinas por parte de los americanos. Einsehower y Foster Dulles promovían la ya instaurada política de distensión de George Kennan. Se distanciaban de la política de equilibrio de poder europeo. Este choque en la unidad estratégica sajona trajo hasta la renuncia del Primer Ministro británico de los tiempos Anthony Eden. Anselmo Paulino Roncones recordaba que la crisis del Canal de Suez significó el final del papel de Gran Bretaña como una de las principales potencias del mundo. Tal cual hoy Panamá con sus esclusas. El rearme de Europa soltada a la deriva por sus eternos aliados. El romance ruso con las reglas del hampa y la "practicidad" de la Realpolitik enseñoreaban el ocaso de nuestros dioses. El camino tortuoso de la vertiginosa decadencia de Occidente.

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