El calor no cede. Lo apestoso de los dos discursos de chusma de barrio, grasientos de resentimientos y grandiosidad de nuevos ricos aturdía. Que tedio y que poder de las fuerzas continuas del trópico, repletas de ondas expansivas pensaba Phileas Fogg Martínez. Un dembow del Alfa altisonante se esparcía por todo el populoso Villacon. Costaba pensar y emprender viajes místicos con la vocinglera realidad del hermoso parnaso nacional. De repente Phileas Fogg Martínez encontró el silencio, capital escaso en estos predios. Se sentó en una mecedora imaginaria junto a Ramón Picaporte Peguero y un mapamundi e emprendió un viaje por todo el globo terráqueo.
Desde un majestuoso globo aerostático surco cielos, sonreía con las mejillas humedecidas por las cálidas brisas del firmamento. Con un termómetro imaginario tomaría la temperatura y los ánimos de los pueblos, sus gentes. Al sobrevolar el vecino Haití percibió la crisis económica y política, el presidente Moïse abandonado y preso de las apetencias, un país inviable e incapaz de auto gobernarse, secuestrado por una vil clase dirigente insensible y voraz peor que aquellos colonos franceses. Puerto Rico tocando fondo, desorientada observando al tio Sam con las manos vacías sin aparato productivo. Venezuela manto de petróleo con hambre y casi guerra civil. Chile con el aumento del pasaje del metro explosionó en una lucha de clases, al desnudo la crisis del capitalismo -Chile es el ejemplo de Latinoamérica- y el malestar de la globalización, como salvajes quemando y destruyendo. México secuestrado por el narcotráfico, con un socialista al timón con sabor a populismo. En Ecuador con la eliminación de los subsidios al combustible hubo de mudar hasta la sede del gobierno por los disturbios sociales. Colombia resurge las FARC, el asesinato de lideres sociales y las demandas del transporte unido a los recortes a la educación son bomba de tiempo a la cohesión social. Perú con los versos de todos los presidentes presos o muerto. Brasil al ritmo de samba industrial pero repleta de subdesarrollo, al desnudo las enormes diferencias y carencias tras Lava-Jato. Argentina hermosa y culta secuestrada por el caos y la barbarie, con devaluación semanal de hasta dos dígitos.
Semanas de frio desde los aires Phileas Fogg Martínez sintió las estrellas de Sherezade. Tras mil y una noche sobrevoló Irak con sabor a dátiles y miel. Irak con su corrupción rampante- como todo el mundo y todos los políticos- y los pésimos servicios públicos traen desánimos y crispa la población. Rusia otrora cuna del poder del proletariado, en los puños de un nuevo Zar todo poderoso con tufo a tercer mundo y Vodka. Hong Kong tras una polémica propuesta de ley de extradición, aflora un sentimiento de toda la población -ante el yugo y asfixia del poder monolítico del partido comunista Chino- de pretender revertir siglos de libertad, capitalismo y se lanza a las calles sin temor a represalias del politburó, aún el recuerdo de Tiananmen. Desde el hermoso Líbano, antes la Suiza de oriente, el cobro de las llamadas de voz por redes sociales destapa un sentimiento nacional, que mas parece mundial contra la corrupción, el sectarismo, el estado policial y la imposición de impuestos. Junto al humo con aroma a cedros esparcido por el choque de civilizaciones por las religiones en Siria, Turquía, Palestina, Israel en salsa de Boko Haram.
En una tarde radiante Phileas Fogg Martinez sobrevoló el viejo continente. Desde el globo saboreaba un festín de quesos manchegos y Cabrales junto a la deidad de un jabugo pata negra. La hermosa Barcelona con las torres de la Sagrada Familia de Gaudí lloraban. Tras las condenas a los sediciosos y corruptos líderes -descendientes del tigre de Jordi Pujol- dizque independentistas, se tiñeron las calles de una sociedad dividida y fraccionada dominada por el odio con sinrazón, en una penosa actitud autodestructiva. En vilo la unidad del reino ante un enorme vacío de poder de una sociedad española muy fragmentada, carente de sentido de futuro y proyecto de nación. Con pobre liderazgo perdidos en estupideces, como retirar los restos de Franco del Valle de los Caídos en vez de mirar al futuro; pretendiendo borrar la realidad y la memoria histórica.
La tapa al pomo la ponían los Ingleses, cuna del capitalismo y la revolución industrial. La tierra de Adan Smith y la reina Victoria. Desde el Londres del estadista Winston Churchill -artífice del hermoso mundo de post guerra- el abismo de los desencuentros. El Brexit como símbolo de la decadencia y lo incierto de la construcción de la nueva civilización de este milenio. La locura del populismo y la ignorancia desde Downing Street y la oficina oval en Whashington trazando pautas a la humanidad. La capacidad autodestructiva de la especie Homo Sapiens, en tan poco tiempo socavando el hermoso proyecto de la Unión Europea que costo tantos años y dos guerras mundiales. Lagrimas, sudor y sangre para comprender que solo en la unidad, en la mesa del diálogo y la colaboración a escala mundial existe el verdadero progreso con bienestar. Tal como plantea Martin Wolf, brillante analista del Financial Times, el malestar de la crisis del capitalismo actual que no produce soluciones a las mayorías, requiere de cambios y enormes esfuerzos colectivos para sobrevivir en un mundo que anhela una relativa paz y concordia.
Phileas Fogg Martinez retornó al Caribe más brumoso y cansado. Un frenesí de cocotales le dieron pues la bienvenida. Aterrizó en la playa de Cosón con sabor a coco y arenas del paraíso. Puesta la mesa se sentó y divisó el horizonte; el mundo esta hecho mierda mascullaba. De repente tocó en sus manos el mismo sentimiento del ambiente histórico previo a la primera guerra mundial y se engrifó revestido de una capa de temor. Tatá Morrison -cocola de Samaná- con una sonrisa isleña le sirvió la comida. Pescado frito, camarones de Sánchez salteados con ajo y perejil, junto a un suculento moro de coco con guandules le provocaron serenidad y alegría. El sabor y la gloria de los frutos de los mares tropicales lo confortaba. Ah la vida; no es para entenderla es para vivirla. Como flashes musicales flotaban los versos de Gardel desde la tosca vellonera del colmado de José Pérez Moran: "veras que todo es mentira/veras que nada es amor/gira….gira".