Un estruendo tectónico se cierne sobre el tablero geopolítico. La correlación de fuerzas y el epicentro del poder mundial gira su vórtice llenando de luz y esplendor los mares de la China continental. La decadencia imperial del coloso del norte es una realidad. El nuevo discurso, los nuevos muros "proteccionistas", la cortedad de miras en los grandes temas medioambientales, geopolítica, la democracia y la libertad del nuevo inquilino de la Casa Blanca son un síntoma de fondo, el solo hecho de que una persona con las características morales, intelectuales y de cosmovisión del jefe de estado imperial haya llegado al solio presidencial habla de lo que sucede en el ethos norteamericano, enfermo y oxidado en su visión de su rol para la libertad y propagación de la democracia en estos tiempos oscuros y de cambios. La epidemia de opiaceos en la sociedad es un síntoma de las carencias, el temor y el vacío espiritual de la nación. China redacta el discurso del nuevo liderazgo, una sociedad hermética y cerrada a expresar sus verdaderas intenciones y el color de su alma, toma el timón global, para llenar esta enorme carencia de liderazgo, y junto a Angela Merkel de Alemania, Justin Trodeau del Canadá y el Zar Ruso Vladimir Putin presidir los grandes temas y la agenda global de la nueva era. El reciente congreso del partido comunista Chino reeligió a su líder Xi Jinping por cinco años más; a diferencia de pasados lideres Xi no tiene un delfín elegido, el congreso con sus 2,300 miembros acaba de elevar a Xi al nivel de Mao Zedong y Deng Xiaoping al aprobar por unanimidad incluir el pensamiento del líder del partido y la nación en la constitución, un acto simbólico que le da mayor poder y prestigio. El discurso de Jinping con profundo matices imperiales y liderazgo global se denomina "Socialismo con características Chinas para una nueva era" y sentenció el timonel Chino: "China esta mostrando su belleza en el escenario, y los nuevos lideres están llenos de energía; esta nueva era estará llena de confianza debemos ser valientes y apasionados." Tiempos de cambios e incertidumbre; pero a la vez repletos de novedad y oportunidades. Abrir nuestro canal diplomático y establecer relaciones con el nuevo poder imperial es una necesaria e imperiosa realidad, pena que nuestra cabeza en cancillería sea despoblada e ignorante del valor de las ciencias de la diplomacia. Un centro de pensamiento académico multidisciplinario es rigor impostergable para la nación, para pensar y accionar en los grandes temas, pues el país político sigue en la montonera y el "confort" de nuestra hamaca proverbial.
