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ASCUAS PAGANAS

Como brasas de carbón. Materia sólida. Ceniza incandescente hasta llegar a enrojecer por todas las latitudes del globo terráqueo. Agradecimiento. Moderación. Dar y ayudar repetía taciturno Anselmo Paulino Roncones al recordar las ascuas paganas. Aquellas celebraciones de la vieja Roma a sus dioses paganos en sus orígenes agrícolas. Para quienes en cada estación. Con cada período de siembra o cosecha ya sea en primavera, verano, otoño o invierno las invocaciones a los cielos para las buenas nuevas eran el centro de su universo. Agradecer a Dios por los dones de la naturaleza…….enseñar a los hombres a usarlos con moderación y ayudar a los necesitados. Fuego que arrasa. Llamas que destruyen para un posible renacer mascullaba Anselmo.

Ascuas paganas. Sueños ardientes de revueltas con malestar. Democracia y economía. El pago de la factura de la pandemia. El revoloteo del encierro que explosiona cambios. Nuevos anhelos de poder hegemónico. Sueños fervientes de un nuevo orden mundial. La posibilidad de una conflagración a escala planetaria. La sordidez estúpida y autodestructiva del botón nuclear. Cambiar para que todo siga igual suspiraba Anselmo Paulino Roncones. Ser o no ser. Viejo, con las punzadas del cansancio y la vejez lacerándole. Básico. Con las preguntas del ser atemporales e imperecederas a cuestas. Sin saber si sueña o es soñado. Castigo o regalo existir. El año 2021 la palabra más usada fue vacuna. El año 2022 recién finalizado ganó inteligencia artificial. Ser humano. Entendimiento. Diplomacia y negociación. El pastel da para todos, con la sabiduría de una codicia manejada por la continuidad de la codicia misma, de poder pensar en mañana suspiraba Anselmo Paulino Roncones. La noción de la cooperación humana basada en el interés personal tan bien planteada por Thomas Hobbes era un mandato. Desterrar el renacer del Leviatán líquido de la sociedad de los tiempos. Los mesías con aspiraciones de Führer autoritarios.  Explosionar de este futuro digital que el hombre es un lobo para el hombre. Que vuelve a ser solitaria la vida del hombre entre estas grandes murallas de cemento e internet.

Anselmo sonreía al soñar que soñaba. Tras una hospitalización surcaba el desánimo indefenso, sin libertad aparante. Con unos pegajosos pampers humedecidos por sus esfínteres ingobernables. Sin sano juicio aparente. Incapaz de discernir entre lo real o imaginario luchaba por la desconexíon de este mundo. Nubes blancas surcaban por todo su hipotálamo para navegar entre luz y oscuridad. El bien y el mal. Amasijos de recuerdos sin fecha ni matices de época. Existir o vivir pretendiendo saber o no. Morir en la locura para nacer cuerdo. Nada. Todo ascuas rojizas. Guerra de todos contra todos. Bienaventurados aquellos que en medio de todo esto cabalgan serenos con aroma a paz suspiraba Anselmo Paulino Roncones, junto a su perfume de balance humano lleno de satisfacción y deber cumplido. El fuego como protagonista, era un tizón que revoloteaba su poder con chirridos y explosiones. Deseos, anhelos con sabor a esperanza eran la otra cara. Junto al hedor de un nuevo año de avalancha política en el patio, Anselmo disfrutaba en un momento de lucidez la imagen de López Obrador, Biden y Trudeau en la anhelada unidad americana. América para los americanos de Tierra del Fuego a Alaska. Ascuas paganas, católicas o luteranas unidas por una agenda común humana. Tan humana que sueña, siente y padece al ritmo mágico de las llamas de la vida.

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