Los centros de pensamientos son una necesidad. Un laboratorio de las ideas desde una visión multidisciplinaria. Suelen ser un trampolín exitoso para desde un microscopio con visión critica pensar la sociedad en su conjunto. Debatir, formular, proponer soluciones y visiones al devenir de las sociedades. Con un prisma que incluye a todos sus elementos.Una suma de ideas de lo general a lo específico. Que logran trascender los siempre presentes intereses creados y enfilar el rumbo mas allá, donde el interés general se impone para lograr conseguir la armonía y la sensatez en el acontecer. En las estructuras y relaciones en el día a día de las complejas dinámicas sociales.
La escuela de Fráncfort, establecida en el año 1923. En su búsqueda del saber global ha sido valioso ejemplo. Incluso para los que no comulgamos con el marxismo como sistema político, económico y filosófico. Pero, si podemos apreciar su enorme valor como herramienta. En el estudio de los fenómenos sociales e instrumento para resaltar los hechos históricos y sus vías de consecuencias observadas desde la perspectiva del materialismo histórico. Los intentos de la escuela de sobrepasar los limites del positivismo, el materialismo vulgar y la fenomenología mediante un retorno a la filosofía crítica de Inmanuel Kant. Y sus sucesores en el idealismo Alemán, principalmente Friedrich Hegel. Han dado enormes frutos a la sociedad global. A la Europa del bienestar de la post-guerra; y a los valiosos e inmensamente necesarios contrapesos al capitalismo. Salvaje por naturaleza, para aligerar su carga egocéntrica y su peso a los desfavorecidos de la fortuna. Donde un poder sin señalamientos todo lo arrebata por su esencia egoísta, y desde este aporte al debate y las ideas logra contribuir a la pluralidad y el bienestar de la mayor cantidad de miembros posibles de la familia humana. De esta muchas veces injusta sociedad abierta.
En RD, con pequeñas excepciones aisladas y personificadas; ejemplo Bonó, algunos discípulos de Hostos y en tiempos recientes el llanero solitario, discípulo de Fráncfort, el padre Alemán. Hemos estado ajenos a este necesario fenómeno de tener un gran centro de pensamiento real. No para objetivos y banderas particulares como el pobre célebre caso de Funglode. Nuestra triste realidad isleña, fruto de la ignorancia política, ha sido la de un poder totalmente centralizado, en un solo partido-corporación populista e inteligentemente corrupto en los últimos tiempos. Unos tristes medios de comunicación ajenos a la grandeza. Con lineas, contenidos e opiniones sin la estirpe y visión real de su gran misión como cuarto poder. Medios, que en lineas generales, están muy concentrados, propio de nuestro subdesarrollo y cultura de patio. Sirven más a los gobernantes y no a los gobernados. Una sociedad donde la misma izquierda, cuando la hubo; no logró sobresalir de sus pugnas y luchas de egos e intereses internos, y fueron incapaces de ver el jardín. Sentarse analizar los retos y la problemática nacional en conjunto como sociedad. Unas pocas universidades y academias en su mayoría ajenas a la cuestión. Sórdidas en el afán del negocio de la educación, incapaces de debatir con firmeza y gallardía la realidad nacional y hacer propuestas firmes y contundentes, sin importar se enfrente al poder; o a los intereses de determinada circunstancias. Moderno, en una coyuntura fue un intento, un mero deseo, aún con claras aspiraciones políticas, de llenar este vacío. Una soledad y pobreza en el debate, el pensamiento nacional que se siente. Se necesita para elucubrar, debatir y aportar soluciones.
Tal cual lo ha sido el ejemplo global de la escuela de Fráncfort. En tantas disciplinas como: Filosofía, Sociología, Psicología, Historia, movimientos sociales, ciencias políticas, Antropología, teoría del derecho y Economía. Desde el poder del majestuoso canto intelectual en sus importantes publicaciones en su afamada Zeitschrift Für Sozialforshung. Revista de investigación social, donde grandes figuras como: Horkheimer, Adorno , Marcuse , Lenin, Luxemburgo, Gramsci, Fromm, Benjamin, Marx, Engels, Bloch y otros grandes personajes vinculados como: Hanna Arendt, Albert Einstein y Bertrand Russell han aportado tanto, al debate sobre el curso y rumbo de la humanidad. Es una necesidad el despertar del pensamiento dominicano como escuela, para construir un centro de pensamiento libre, crítico y con hambre e ego histórico. Para oportunamente desplazar el profuso hedor a macondo e iniciar el camino a nuestro verdadero desarrollo. La construcción de la patria soñada por nuestro prócer Juan Pablo Duarte y Díez.