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PREGUNTA IMAGINARIA

Habría de suceder en un almuerzo. Inquietos en asuntos de la espiritualidad y el más allá los filósofos Iñigo Montoya y Jacques le Bon concertaron la cita. Fueron necesarias varias cartas junto a un detallado recuento del menú y su proceso al mismísimo Fray Vicente Rubio para que este accediera a la invitación. Pautada la fecha Jacques e Iñigo iniciaron los aprestos para el encuentro. Pollo al horno cariñosamente masajeado con mantequilla, ajos rostizados, cebollas caramelizadas en su jugo y sal como plato fuerte. Unas manzanas horneadas con azúcar morena, mantequilla y toque de canela sería el acompañe conforme a lo prometido a Fray Vicente Rubio.

Era el día. Iñigo Montoya, chef de altos vuelos, desplegaba con su obra unos magnos olores por toda la casa. La mesa puesta. Servidos en el centro el manjar de pollo y las manzanas horneadas. Sentado ya nuestro invitado Fray Vicente Rubio. Figura imponente, aún desde el imaginario, quien como reza el lema de su escuela filosófica era un ser de fe inteligente. Una inteligencia creyente. Jacques le Bon e Iñigo Montoya daban sorbos a un agua con gas. Fray saboreaba un tinto crianza Marqués de Cáceres de la Rioja 2016.

Ya en franca camaradería cada bocado bañado en mantequilla era un éxtasis. El maridaje del ave con las delicadas manzanas horneadas era un clímax de fraternidad. Dispuestos en ameno compartir surgieron los temas sobre la fe, el amor y el destino más allá de las almas. La espiritualidad y el sentido de la vida. En calma. Junto al Canon en D mayor de Pachelbel sonando de fondo Jacques le Bon cogió el toro por los cuernos. Decidió hacer a Fray la pregunta que les convidaba al almuerzo.

Firme. Tocando sus frágiles fibras humanas Jacques le Bon preguntó a Fray Vicente Rubio: " Fray Vicente como usted siente la fe y el vacío existencial en la humanidad del siglo XXI? Fray Vicente cruzaba el tenedor y los cuchillos para frotar en sus labios el jugo en cada bocado. Tras un breve silencio dio inicio a sus palabras:" El ser humano sigue frágil. Perdido en una oscura selva hoy de cemento y varilla. Adictos a lo instantáneo de un click que no sabe de aburrirse ni puede contemplar. Sufre en soledad en grandes aglomeraciones. La bonanza y el mayor crecimiento económico en apenas 75 años de la humanidad no le llenan. Ajeno a la espiritualidad el tener destituyó al ser como postula Erich Fromm. Modernidad desde la virtualidad del metaverso y la cuarta revolución industrial como negación de sí mismos."

Tras sorbos de agua prosigue Fray Vicente Rubio con su visión desde un imaginario:" La unidad con fraternidad es escaso. Vuelve la guerra a pesar de tantas enseñanzas históricas. El ser, el hombre por el hombre, como lobos en el escenario de la pandemia y la guerra junto a la espiral inflacionaria (de los que realmente deciden como las 3 navieras globales que controlan el 90% del mercado mundial) en ríos revueltos. Detenido el crecimiento como seres humanos la civilización como propósito redentor aún pendiente. El tiempo, ilusorio, implacable que aturde y no permite sopesar. Vivir para sobrevivir las grandes mayorías. La  evolución solo permea en detalles insignificantes desde el progreso material. La popularidad, el dinero y el poder son los dioses. Como siempre pero hoy ya indiscutibles. Millones de almas a la deriva buscan peregrinar tras la gran verdad en múltiples manifestaciones espirituales. Junto al deterioro del planeta tenemos también escasez de paz y serenidad."

Vacilante bajó la cabeza Fray Vicente Rubio para volver al silencio. Iñigo Montoya y Jacques le Bon sonreían. Muchos años atrás estos filósofos de la vida, tras saborear el polvo de la derrota fruto del libertinaje y la vida pasajera, habrían de convertirse en buscadores de la verdad por necesidad. Como náufragos e impenitentes pecadores en busca de la redención acariciaban el camino de sus posibilidades. Al encuentro de las inmutables verdades eternas perseculas seculorum.

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