El triunfo de la revolución cubana de finales del 1959 sería un parte aguas. Un volver del Caribe, como frontera imperial, a la prestancia geográfica. Sobre todo las Antillas Mayores que, desde las pugnas por los intereses de las potencias hegemónicas de aquellos tiempos, obtuvieron principalía estratégica como territorios. El favor de aquél protagonismo, y de la lupa puesta en nuestro acontecer se debe al comandante Fidel Castro Ruz y sus barbudos. Que sin dejar de puntualizar lo desastroso que ha sido el sistema comunista, lo desacertada que fue la cosmovisión egocéntrica de Castro para el pueblo Cubano, junto a su anhelo redentor de influir en el derrotero de Latinoamérica (Sus supuestas ansias de exportar la revolución), no podemos dejar de reconocer su rol para suavizar la bota imperial Yanqui, en la relación del coloso del norte con estos países del tercer mundo.
Todos los historiadores confirman en llamar a este periodo histórico de la civilización como los tiempos de Guerra Fría. Tras el fin de la segunda guerra mundial y su consecuente nuevo orden mundial, los vencedores se dividieron en dos bandos dando inicios a un mundo bipolar. Una sórdida cortina de hierro atravesó el mundo entre capitalismo y comunismo. La Otan y el pacto de Varsovia. La luz y la oscuridad. El bien y el mal. La angloesfera junto a todo Occidente contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas junto a sus satélites mundiales. Pocos, pero varios de los grandes líderes políticos de la República Dominicana entendían y comprendían muy bien el acontecer al respecto. Juan Bosch era uno de ellos. Su monumental obra De Cristóbal Colón a Fidel Castro así lo demuestra. Donde plasma sus grandes conocimientos de la geopolítica mundial y el enorme poder con control de los imperios en el curso de la historia. Joaquín Balaguer también poseía una recia comprensión del orden mundial. Probablemente por sus ya muchos años en los asuntos de estado, como por su profunda formacion geopolítica en aquella escuela diplomática de la dictadura, que fue modelo regional del conocimiento de las relaciones internacionales por aquellas fechas.
Con la muerte del sátrapa brotaron, junto a la sangre derramada, las ansias de libertad en RD. Férrea, como el acontecer desde el día después del 30 de mayo, la transición no sería un regalo caído de los dioses como Maná. Habrían de emplearse a fondo, todos los poderes fácticos y políticos de la nación, en la construcción del progreso y la paz post dictadura. Hubo de pasar por ensayos democráticos imposibles. Imposibles como un bebe que para caminar primero debe gatear. Imposibles porque los valores de la democracia, y la organización de los estados democráticos occidentales era una quimera ante nuestra realidad, un estado anhelado que tenía requisitos mínimos previos para acceder hacia aquellos estadios de civilización. De ahí el golpe de estado al gobierno de siete meses del profesor Bosch. De ahí la confrontación de una sangrienta guerra civil que dividió la sociedad, nos empobreció aún más y trajo el retroceso ominoso del suelo patrio mancillado con la invasión. Los 42,000 Marines reafirmaban el valor estratégico de la Hispaniola, con el imperativo de impedir otra Cuba a toda costa. La Pax Americana inicia su tránsito por la venas abiertas de América Latina donde todo empezó. En el Santo Domingo de los versos delirantes y prendados por la belleza descritos por el Almirante de la mar oceánica en su diario. La llegada de Dan Mitrioni a RD en sus inicios de espía, con residencia en San Juan de la Maguana, es símbolo del valor.
La tesis de estos párrafos es que Joaquín Balaguer junto a Juan Bosch eran pitcher y catcher del escenario político en RD en los tiempos de la Guerra Fría. incluso más allá, hasta los confines del Frente Patriótico. Que esa sociedad política estratégica estaba galvanizada por los norteamericanos con sus servicios de inteligencia, con un posible Sacha Volman de interlocutor. Pensamos que es una falacia que a Juan Bosch se le impidió hacer campaña para las elecciones del 1966. Que si bien los norteamericanos apoyaron a Joaquín Balaguer como su candidato, una decisión del departamento de estado refrendado por Lyndon B. Johnson como lo demuestra la posterior reunión de los mandatarios en franca camaradería en Punta del Este, aquí lo gringos no votan. Tal como apunta el historiador Cassá al periodista Fausto Rosario Adames, los norteamericanos pusieron condiciones de índole geopolítico-estratégico al presidente Balaguer pero este no era un títere pusilánime, más bien tenía sus propias concepciones de orden y visión de estado. La verdadera transición de la dictadura a la democracia inicia en el 1966 con Balaguer. Con la bendición imperial y apostólica. Con el beneplácito de Juan Bosch quien ya a partir de su obra Pentagonismo Sustituto del Imperialismo redefine su concepto de la democracia por su nueva visión de liberación nacional en su pensamiento político. Queda demostrado cuando le comenta a su amigo Sacha Volman en una carta que le envía Bosch desde Benidorm, España, luego de que el presidente de EEUU Lindon B. Johnson acusara al PRD de haber desatado una revolución comunista…..¿Cómo crees tú que el PRD puede seguir siendo un partido democrático e ir a elecciones?. No mucho después vuelve Bosch al país e inicia sus pugnas por el control del PRD con Peña Gómez. Inmediatamente define su pocisión con los movimientos de izquierda dominicanos, sobretodo el MPD, llamando a desgarrapatizar al Buey que más jala: El PRD. A los pocos años se separa definitivamente del PRD, en medio de pugnas hasta personales con Peña Gómez llamándole degenerado, y funda el partido de la Liberación Dominicana de corte marxista.
Bosch coherente con sus principios y valores asumió su rol de oposición criticando al gobierno y haciendo presión para las reformas. Polémico por naturaleza fue artífice de las divisiones de las llamadas fuerzas progresistas. Las cuales por circunstancias favorecían la carrera política del Dr. Balaguer. Bosch y Balaguer compartían muchas afinidades. Hijos de pequeños comerciantes españoles, amantes de la literatura y las letras, Cibaeños y políticos a tiempo completo. Se habla que desde los años cuarenta existía ya esta afinidad. Con Bosch ya en el exilio en Cuba, se comenta sostuvieron una reunión secreta en medio de un viaje diplomático de Balaguer a la isla fascinante en tiempos de la tiranía. En dicha reunión se dice Bosch le plantea a Joaquín Balaguer unirse a la causa anti-Trujillista y quedarse en el exilio, a lo que Balaguer contesta que mejor esperaría debajo de la mata que el mango gotee. Ficción o realismo mágico, lo cierto es que al analizar los acontecimientos históricos una y otra vez queda la estela de esta alianza política estratégica. La unidad en la diversidad de un policía bueno y otro malo con agendas opuestas pero esenciales puntos comunes.
La Pax Americana sería impuesta con o sin Balaguer. La tesis de las poderosas injerencias imperiales en los aparatos represivos y la consecuente persecución de los movimientos de izquierda fueron una realidad en nuestro país en los tiempos de la Guerra Fría. Tan real como que en el presente es el Comando Sur norteamericano quien dirige nuestra política anti-drogas, y hasta nombra nuestro director de Control de Drogas. La lucha contra el comunismo en toda la región era un tema de seguridad nacional para los Estados Unidos. Probablemente Balaguer veía esa injerencia fruto del orden mundial de los tiempos como un mal necesario. Razón de estado de esas que están por encima de las posibilidades y circunstancias. La necesaria paz y el progreso tendrían un alto costo. Una continuidad de la sangre de los bandos enfrentados en la revolución. Bosch desde la honestidad, como impenitente estudioso de los procesos sociales ensayaba con materia prima criolla desde laboratorios políticos, la posibilidad de concluir el proyecto político del Prócer.