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KENSABURO OE

No llovía, produciendo un sentimiento hasta de sequía espiritual. Jacques le Bon desayunaba, tiernos rollos de canela con aromático café le estimulaban la posibilidad de vivir en la belleza. La obligada transición de la era de las cosas a la era de las no-cosas  promovía la búsqueda del sabio refugio del aquí y ahora, ante la permanente incertidumbre. Jacques le Bon leía la prensa matutina. Era un hábito le acompañaba desde pequeño como una necesidad imperiosa. Pasando páginas digitales se encontró con la noticia de que partió al más allá el Nobel japonés KensaburM Le.

Como flashes imaginarios la obra de KensaburM Le brillaba por todo el hipotálamo de Jacques le Bon. Bird, aquél personaje autobiográfico en su obra Una Cuestión Personal, era un derroche de creatividad literaria. Una catarsis de versos al dolor humano. Un desnudo literario como oda al sufrimiento. Con el nacimiento del hijo de KensaburM Le,  Hikari (Luz) discapacitado por una hidrocefalia y con diagnóstico de Autismo. Este acontecimiento se convirtió en el eje de su vida y de su obra a partir de Una Cuestión Personal. Su dolor. Sus luchas desde la no aceptación. La locura hasta de poner final por sus propias manos le llevó desde su arte las letras, a versificar su dolor. Hacer catarsis y procurar la belleza desde la composición literaria. A dibujar con palabras los sentimientos y emociones. La construcción de metáforas de la fragilidad humana. A plasmar su testimonio de vida para rimar con aquellos versos del gran Homero de que los dioses nos dan la felicidad y luego se arrepienten. 

Nacido en Uchiko, prefectura de Ehime, Japón. Estudió literatura francesa en la prestigiosa Universidad de Tokio. Con grandes influencias de Mishima, Dostoyevski, Faulkner, Blake, Eliot, Camus, Yeats. Fue un exquisito narrador. Un orfebre de la palabra para narrar los versos de aquellas generaciones de la post guerra. Odiaba lo nuclear y las armas. Alérgico a los conflictos bélicos. Fue un militante por la paz y la concordia mundial. En un viaje de transformación realizado a Hiroshima declaró: " Fue el viaje más extenuante y depresivo de mi vida. Pero, al cabo de una semana de estar allí, encontré la llave para salir del profundo pozo neurótico y decadente en el que había caído. La profunda humanidad de sus gentes. Quedé impresionado por su coraje, su manera de vivir y de pensar. Aunque parezca raro, fui yo el que salí de allí animado por ellos, y no al revés. Vinculé mi dolor personal al de aquellos hombres y mujeres, decidí resistir y luchar como ellos. Me sentí impelido a examinar mi completa condición humana, reexaminé mis ideas y asumí un sentido moral de la existencia. Desde aquel día, miro el mundo con los ojos de las gentes de Hiroshima".

Increíble como apenas 78 años después de aquél fatídico 6 de agosto de 1945, la humanidad se encuentra en la posibilidad de una conflagración nuclear mascullaba Jacques le Bon. La industria de la guerra busca también sus réditos con los excesos de la Pandemia. Los ciclos históricos. La historia que se repite, a veces como una gran tragedia o como una miserable farsa. Se fue KensaburM Le. Queda su obra derramada. Su infinita humanidad plasmada en versos. En párrafos de fibras y nervios de la gran odisea de vivir.

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