La crónica imperial de los tiempos inició con aquella llamada de Pompeo. Fue antes y después que culminó con la división de la peste púrpura y su consecuente derrota. El imperio quería cambio. Como siempre fue el gran catalizador y árbitro del mismo en nuestra república "bananera" junto a los intereses creados criollos que confluyen en las tomas de decisiones del rumbo nacional.
La reciente visita del jefe del comando sur Almirante Faller por dos largos días fue símbolo. Narcotráfico, seguridad, desastres nacionales y porque no un inventario del poder militar nacional tras veinte años de poder de la peste púrpura. Desde la intervención del 1916 nuestras instituciones militares incluyendo la del "control" de drogas son forjadas y celosamente vigiladas por el imperio. Nuestro -Chapita el cuatrero- Trujillo, prototipo del guardia nacional, fue hechura de ellos. A los pocos días de partir el Almirante un supuesto entramado corrupto militar se devela desde las espaldas del anterior mandatario. El del anterior jefe de estado también habría sido señalado sin más consecuencia que su visa de paseo. Los que cubren las espaldas al jefe supremo son símbolos, la guardia y policía son a grosso modo una logia. Un entramado de tropas, oficialidad con generalatos a la usanza de la montonera donde corren presupuestos, comisiones, riquezas, voz de mando naturales del puesto. Por supuesto que tenemos muchas excepciones y honorabilidad en las tropas. Pero en general es un poder de facto que controla las armas, la represión, las instituciones, la propiedad privada y la democracia a un muy alto costo.
La nueva diplomacia Biden en el patio demuestra fortaleza con aroma intenso. Si bien hay un giro global hacia mucho mayor tacto y sentido diplomático al anterior inquilino de la Casa Blanca. Respecto al acercamiento de RD hacia China, de parte de los sucesores de Bosch, el nuevo secretario Blinken prosigue la linea dura. Con el indudable deseo de poner a pagar consecuencias a los morados por su osadía de enfrentar al imperio. Ya Medina cual Ícaro, sabe del calor poderoso del Sol en sus tristes e endebles enceradas alas.
En fechas recientes el encargado de negocios Mr. Thomas fue recibido por nuestro presidente en una fotografía de procónsul imperial. Pasaron revista al acontecer nacional. Se resaltó el tema de la corrupción y la impunidad. Tema que dominó el escenario político nacional en el anterior certamen y fue el verdadero protagonista entre ganadores y perdedores del mismo. En esa reunión se planteó la ayuda norteamericana para rastrear cuentas fruto de la corrupción nacional e incautar esos recursos para devolverlos a las arcas nacionales. En un escrito hoy en la prensa nacional el procónsul Mr. Thomas va más allá en la explicación de las intenciones imperiales de acompañar al país en nuestra cruzada: "Las instituciones importan. Cuando los países se gobiernan con mayor eficacia, cuando se respetan los derechos de las personas y cuando todos rinden cuentas bajo el mismo conjunto de leyes, crecen más rápido, más fuertes y de forma más inclusiva. Si alguna vez hubo alguna duda al respecto, las últimas décadas de experiencia y estudios la han eliminado". Dice el encargado de negocios ad interim en la conclusión de su artículo: "Continúen exigiendo a los políticos y legisladores que prioricen las reformas para consolidar el Estado de derecho y avanzar en la transparencia, y así implementar medidas que combatan la corrupción y otros actos delictivos. Deben también seguir reclamando una Policía Nacional que esté al servicio de la gente y proteja sus derechos. Este camino hacía la reforma de nuestras instituciones es la forma de perfeccionar nuestros gobiernos democráticos y es un camino que todas las democracias afines recorren juntas. Los Estados Unidos tienen el honor de colaborar con ustedes en el camino que tienen por delante".
Desde un escenario de realidad por la intromisión lloramos fragilidad junto a nuestra efímera independencia. Conocedores como es el batir del cobre, y los eternos intereses creados. A sabiendas del poder e incidencia imperial en los pujos en pro de las instituciones y los vestigios de civilización en nuestra nación. Desde una dosis de pragmatismo saludamos las palabras del procónsul. Son versos del sentir y los anhelos de mayorías. Bien sabemos sin ese poder es imposible empujar los cambios. Solos desde dentro somos impotentes ante tanta mezquindad, miseria, ignorancia, pusilanimidad junto al eterno deseo imperioso en el ADN nacional de chupar la teta de la vaca. Los malos son menos, pero pesan más. Revue procónsul, bienvenido pues lanza en ristre todo su poder. Las acciones y el terror imperial con sabor a intromisión son necesidad nacional.