"Mataron al Chivo en la carretera, déjenmelo ver; mataron al chivo y no me lo dejaron ver."
Letra del merengue de Balbino García.
30 de mayo de 1961, todo estaba decidido, días antes se habían hecho intentos en las caminatas nocturnas del Sátrapa en el malecón. Los complotados habían tomado la determinación férrea de eliminar a Trujillo. El espíritu indomable de De la Maza a la cabeza, era bujía inspiradora para todo el equipo: Imbert, Livio Cedeño, Tejera, Teniente Amado García, Pastoriza, los hermanos Díaz y muchos otros más que desde la clandestinidad o el anonimato habían forjado un deseo imperioso de la nación de libertad y apertura.
Una mañana radiante iluminaba Santo Domingo, Trujillo como costumbre militar, fue a palacio en la mañana, despachó y se nutrió de toda la información del acontecer nacional, sus bríos y condición emocional pendulaba entre la euforia y la depresión propia de sus avatares del cáncer de próstata. Verse orinar en el pantalón, era símbolo de decadencia para el perínclito de San Cristóbal, amo y señor de vidas y costumbres en la Hispaniola.
Como sagaz y cabaloso, algo presentía; ya le había informado Abbes de múltiples complots para eliminarlo. El espíritu cuatrero de este roble todopoderoso, genio del mal, le empujaba con la cita final; por ley dada su inmensa perversidad, marcado estaba morir a hierro, como a hierro mató.
La virilidad y el ego exacerbado humedecieron las entrañas del vulgar dictador. Esta noche me toca una buena hembra…, martillaba en sus entrañas al descender las escalinatas del Palacio, rumbo a la casona de la Máximo Gómez, el hombre, preso y víctima de los hábitos, gestos y costumbres estilizadas, dio síntomas y señales de que enrumbaría hacia San Cristóbal al anochecer, a pernoctar en la Casa de Caoba, santuario ignominioso, donde se fraguaron tantas bellaquerías y volaron como hojas otoñales innumerables virginidades de la belleza dominicana.
Un telefonazo del Tte. Amado García Guerrero a los complotados inició la operación. Ahí va el chivo, masculló Amado García, mientras recordaba el impedimento de casarse con su novia por parte de Trujillo. Preparados los carros, avisado el equipo político encabezado por Modesto Díaz, Miguel Ángel Báez Díaz, el Gral. Pupo Román, se inició la cita con la Historia… el carro delante piloteado por Imbert y a la diestra un De la Maza ávido, intranquilo, ansioso, esperaban el momento… la noche oscurecida, pasada la luna brumosa sobre el Jaragua, los complotados aguardaban, llenos de sed y ego histórico, en el Agua y luz, el pasar del dictador en su Chevrolet Bel Air…
Al cabo de unas horas, pasa el vehículo; los complotados van a su encuentro, lo persiguen sigilosamente… luego de sigzagueos y persecución lo alcanzan; Zacarías raudo y veloz intenta devolverse hacia Ciudad Trujillo… dicen que en el momento Chapita vocifera pararse a pelear, no sabemos si el alma dantesca o su espíritu indomable, pues ya De la Maza le había fututiado un tiro con su 12 recortada en el costado izquierdo. Al frenar los dos carros heroicos se atraviesan en la carretera… los hombres abandonan los carros a pelear, el mocano De la Maza, seco y sacudío y medío por buen cajón le espeta el tiro de gracia… tras el tiro, el humo, y tras el humo masculla Antonio… Este chivo no canta ma…