Sin ruido ni estridencias se marcha usted. Estoicamente, como nuestra filosofía de vida parte al más allá. Temprano al enterarme de su partida, miles de recuerdos e imágenes poblaron mi mente. Será por el 2002 que le conocí allá en Nueva Esperanza, en la espiritual iglesia Episcopal. De inmediato sentí el magnetismo de su personalidad y la profunda seriedad con la que servía a nuestro amoroso movimiento.