Una fábula se proyecta por mi mente. De la pugna de Juancito y Pedrito; quienes ostentan el poder absoluto, puede brotar la pus. Primarias abiertas puede pasar de todo, cerradas  vuelta al poder de Pedrito. No hay contrapeso al poder. El sector privado está acéfalo y con el mal del contubernio en sus mayorías, solo hay que ver los que dirigen los gremios y como abordan los grandes temas, donde el juego de los poderes es tan necesario; el retrato es de  genuflexión al poder absoluto y enfilados en sus directrices con hedionda cola. Ahí está la ley de lavado y el secreto bancario; dando paso a aumentar el absoluto poder y la discreción de la esfera política; como contraparte me viene a la mente Don Papia. Los encartados son peones; mensajeros de altos vuelos del poder absoluto y del consorcio; verdaderos patrones. No hay nada que se parezca más a Sambabrecht aquí en el trópico, que ese grupo de Santiago; consorcio de magos que brotan en riquezas, por lo que no es casual, por sus coincidencias y apetencias, sean los socios locales de la Samba. Y no es casual, que la famosa comisión aquella, la presidiera aquel personaje de levita; como túnel de oscuridad y pasos conocidos, quien refrendo todo con agua bendita, con sabor a sociedad de intereses y contubernio. Y tampoco es casual que otros magnates estuviesen allí; más que por favor presidencial, como piensa el vox populus, porque en esos entramados y subterfugios de poder la sangre y la flema se fusionan en agonía y codicia. Para el clima de negocios, que se resuelva y caigan un par de peces y peones populares, como periodistas o políticos de segunda linea, seria espléndido para pasar la página y regalar morbo y circo al populacho; y proseguir la buena marcha de la economía. Pero resulta que hasta para el poder absoluto, cuando emergen circunstancias de esta magnitud, creerse en control, es un sueño pilarin, pues el poder como ciencia puede devenir en adicción, un monstruo de mil cabezas; implacable y voraz. El pleito de los dos pupilos, del célebre escritor y mal político, pudiera ser su propio Saturno que devora a sus mismos hijos, y brotar la pus. Al igual que Brasil, pudiera ser un escenario de caos y dolor; traiciones y contra acusaciones, de mucho sufrimiento. Los precavidos, y con capacidad de guardar pan para mayo, aguantarán unos cuantos ejercicios fiscales de perdidas y pasará; porque todo pasa. Un escenario de nuevos aires y bríos de libertad; con esperanza y anhelo de desterrar la corrupción e instaurar el temor al dolo e imperio de la ley; mal de todos los males, se enseñorea con una remota; pero posible y apetecible posibilidad. En la fábula brota, como símbolo del deseo, un Ortega tropical, al lomo de rocinante lanza en ristre, dispuesto a pasar el fango ignominioso; un héroe, escaso en estos predios, con disposición a jugarse el todo por el todo, para expulsar de sus entrañas una raya de Pizarro; preñada de valor, dignidad y casarse con la gloria. Un bostezo de anhelos y tormentos me estremeció. Al despertar desde la hamaca, caí de bruces; un pesaroso sabor a tierra y sueños se esparció por todo mi rostro. Un chorro de realidad y olor a coco me ubicó. Somos madera de los sueños.