Volvió diciembre. Los legendarios panes de Tony a su señor de Sforza, desfilaban por la memoria como necesidad imperiosa. Eran protagonistas, como un hábito agradable y deseable, de sucumbir ante la magia de estas ricas producciones de grandes maestros panaderos italianos. Año por año, visitábamos los anaqueles de los súper para estas fechas receptivos a las novedades. A las diferentes variantes con frutas, cremosidad en maridaje con frutos secos y el chocolate como salvaje rey de las papilas. Este año experimentamos con el Pandoro. El Pandoro nació en Verona en plena edad media. Este pan de oro fue el primer competidor del clásico Pannettone. En sus orígenes se elaboraba con pan, azúcar y miel de ahí su color dorado en su masa. En aquellos tiempos solo los nobles podían comprar pan blanco y dulce. Para el resto de los mortales eran vedadas estas exquisiteces.
Aunque conocíamos el Pandoro. Solo, generosamente espolvoreado con azúcar pulverizada en maridaje con ponche Rica sin alcohol o con café con leche. O incluso en tostadas francesas con su enorme poder esponjoso y todas sus caricias de buena mantequilla. Este año buscamos más allá. En fusión con el espíritu español quisimos dar toques ibéricos a unas tostadas dulces. Sin más les comparto mis Torrejas de Pandoro.
INGREDIENTES CUATRO TORREJAS
Cuatro lonjas de Pandoro en corte de estrellas de 1-1/2 pulgada. Cuatro huevos marrones, canela en polvo, cuatro cucharas medianas azúcar morena, 1/2 taza leche entera la Asturiana, una astilla pequeña de canela, una tira pequeña de cáscara limón, chorrito de vainilla, mantequilla danesa y Maple syrup.
EL PROCESO
Previamente unimos la leche con la astillita de canela y la pequeña tira de limón. Una media hora diría en unidad celestial. Luego batimos los huevos, le espolvoreamos toque de canela y la azúcar morena. Luego incorporamos la leche retirándole la astilla y la cáscara. A continuación el chorrito de vainilla y batimos todo bien con firmeza y cariño. Ya listo vamos mojando una a una las lonjas de Pandoro en la mezcla, a posteriori pasamos por sartén para freírlas en abundante mantequilla. Vuelta y vuelta hasta dorar.
Listas nuestras torrejas de Pandoro las colocamos en los platos. Espolvoreamos generosamente con la azúcar pulverizada que trae el mismo Pandoro y al final bañamos nuestras torrejas en generosidad con Maple syrup. Fantásticas. Un canto al gozo y el deleite acompañados de está brisa en navidad. Que os aproveche.