Lo que quedó en las mentes de personas como Adolf Eichmann, dice Hannah Arendt, no es una ideología racional o coherente, sino simplemente la noción de participar en algo histórico, grandioso, único sentenciaba la filósofa, escritora y teórica política alemana. Hannah Arendt, quien fue corresponsal de la revista The New Yorker en el famoso juicio al Nazi, continúa en su análisis: Eichmann no es de ninguna manera un Mefistófeles. Para Eichmann todo era realizado con celo y eficiencia, y no había en él un sentimiento del bien o el mal en sus actos. Estupefacto y frío, aún el calor en Septiembre, Anselmo Paulino Roncones recordaba las palabras de Hannah Arendt y repetía que de cualquier yagua salen un grupo de Eichmanns. La situación de la Hispaniola tras el cierre de fronteras era tensa. La primacía noticiosa como mancha humana de la barbarie haitiana en la 78° Asamblea General de Las Naciones Unidas, ponía en el tapete la por fin posibilidad de una intervención internacional. ¿Para qué es y, para qué debe servir a la humanidad las Naciones Unidas sino es para un situación tan dramática como esta? se preguntaba Anselmo Paulino Roncones.
La maldita clase dirigente haitiana son unos Eichmann vociferaba Anselmo Paulino Roncones. Las cinco o siete familias ricas de origen levantino, junto a los dirigentes políticos y hacedores de opinión son unos buenos hijos de la gran puta. En Haití han hecho un genocidio, un Holocausto Negro. Pero en vez de Judíos, de pobres almas oscurecidas e envilecidas por la miseria sin valor ni importancia para los intereses estratégicos del orden mundial. Algunos de esos maleantes instalados aquí en RD haciendo negocios. Permeando el tejido económico nacional, que aún no está a la altura ni las luces de los poderes fácticos de aquél país post-Trujillo. Intereses haitianos en RD hasta con asesores económicos del poder ejecutivo que son sus asalariados. Criminales de lesa humanidad en pro de sus intereses y afán de lucro que son los que financian las bandas de bandidos que tienen el control de casi todo el territorio haitiano para ilícitos con diabluras. Las declaraciones del ex-senador haitiano Jacques Sauveur Jean hoy, eran un primor balbuceaba Anselmo Paulino Roncones. Una estocada, como el discurso de Ariel Henry en Naciones Unidas. Los oscuros versos de Jacques Sauveur Jean producían espanto con escalofrío y aroma a Vudú: el cierre de la frontera y la cancelación de los visados a los haitianos dispuestas por el presidente dominicano despertó la conciencia negra que estaba latente en el pueblo haitiano. Anselmo Paulino Roncones con estas declaraciones pensaba en la sangrienta independencia haitiana. En las bárbaras incursiones militares haitianas a nuestro país. En el sanguinario furor de Dessalines y sus degüellos.
Anselmo Paulino Roncones tenía un sinsabor. Haití era un intercambio comercial altamente favorable para RD. Pero a la vez es nuestra espada de Damocles. Nuestros Antonio Duvergé, centinelas de la frontera, son escasos. Si bien se le pudiese endilgar al Jefe de Estado emotividad en el cierre. También Anselmo Paulino gritó con él: El Tiempo se Agotó. No es el Río que ya se pasa en guagua. No son los huevos ni los pollos. Para RD pasar al primer mundo debe cercenar su dependencia de mano de obra barata. Debe aplicar tecnología a la agricultura y la construcción. Debe salir a buscar otros mercados. La legalidad debe imperar como amo supremo, para aplicar las leyes migratorias y las reglas del juego de forma transparente en el quehacer empresarial. Mirar el siglo XXI con un plan estratégico, como nos vienen señalando los organismos internacionales como el FMI y Banco Mundial; sentenciaba Anselmo Paulino Roncones lleno de escepticismo.
La banalidad del mal impera. Quizás el fin del milagro económico de China (El capitalismo con miedo no flota) que alude Adam S. Posem en Foreign Affairs. La posibilidad de la ruptura, para el bien mundial, del G2 China-Rusia procure sensatez en el Consejo de Seguridad. Solo la sabiduría de una humildad global nos salva. Esa que en un bendito mea culpa el Secretario de Estado Antony Blinken plasmó como renacer imperial en su discurso en la escuela de estudios internacionales de la Universidad de Jhons Hopkins: Debemos poner la mano en el timón de la historia y trazar un camino a seguir, guiados por las cosas que son ciertas incluso en tiempos de incertidumbre (nuestros principios, nuestros socios, nuestra visión de hacia dónde queremos ir) para que, cuando la niebla se disipe, el mundo que emerja se incline hacia la libertad, hacia la paz, hacia una comunidad internacional capaz de estar a la altura de los desafíos de su tiempo. Nadie entiende esto mejor que el presidente Biden. Y Estados Unidos está en una posición significativamente más fuerte en el mundo que hace dos años y medio debido a las acciones que él ha tomado. Estoy convencido de que, dentro de décadas, cuando se escriba la historia de este período, tal vez lo haga alguno de ustedes, se muestre que la forma que actuamos, de manera decisiva, estratégica, con humildad y confianza para reimaginar el poder y la finalidad de la diplomacia de Estados Unidos, que aseguramos el futuro de Estados Unidos, cumplimos con nuestro pueblo, sentamos las bases para una era más libre, más abierta y más próspera para el pueblo estadounidense y para los pueblos de todo el mundo. Anselmo Paulino Roncones suspiraba un fuerte aroma a Occidente, desde Santo Domingo de Guzmán, el mayor socio comercial del Caribe para todo Europa y Estados Unidos. Ante la soberbia generalizada y, la nueva banalidad del mal: humildad. Humildad estratégica global.