In Reflexión

MARSHALL EN LA HISPANIOLA

Haití estado fallido. Conglomerado humano en anarquía total, dominado por el caos, la miseria, el robo, el atraso y la orfandad internacional. Su élite vil y rapaz, desinteresada en sus mayorías de ser sujetos para el progreso y promover escenarios de cambios. Fríos y con la misma crueldad que sus otrora amos blancos de las plantaciones francesas. La comunidad internacional, empezando por Francia con su "francófona diplomacia", ajena al dolor y el triste escenario de estas tribales almas a la deriva. Pasada colonia riquísima, que no solo dio los más grandes frutos a la metrópoli para la mayor gloria económica francesa, sino que además pago con creces y intereses leoninos, hace apenas 200 años, su triste y célebre salvaje independencia.

Presidir el consejo de seguridad de la ONU a partir de Enero, puede ser un escenario fructífero para muchos intereses y la diplomacia de RD. Mas allá de interesantes y valiosas propuestas como el plan privado bi-nacional, para promover zonas francas fronterizas bi-nacionales, RD debe aprovechar este escenario de lujo, para con tacto y sabiduría diplomática, buscar la ayuda a Haití en la agenda de la seguridad global. Involucrar en el interés de la voluntad de la comunidad internacional la realidad de la isla. El pesado fardo de RD, como nación pequeña y en vías de desarrollo, de soportar el caos y el desorden de nuestros vecinos para siempre. Plantear con gallardía y amorosa energía la necesidad de un fideicomiso para nuestro hermano vecino por 50 años. Un tinglado internacional que logre articular instituciones, reglas del juego, desarrollo, orden y estabilidad a nuestros impuestos hermanos fruto de las malditas devastaciones de Osorio. Haití bomba de tiempo. Principal problema de RD, junto a la corrupción y la impunidad. Turba de desesperados en busca de amor, atención, saciar el hambre y la miseria. Ha sido persistente en su incapacidad en todos estos siglos, de valerse y levantarse por si misma, conjugar su propio proyecto de nación.

Una especie de plan Marshall, aquél visionario y brillante general americano con olfato histórico. A diferencia de la mayoría de nuestros guardias, llenos de apetencias y mediocres objetivos mundanales. Un plan histórico, que trascienda nuestras miserias del patio e intereses nacionales. Que pueda navegar en el desarrollo de una realidad de isla compartida, construir ese país y dotar de capacidad de consumo a esas almas, como paga a la inversión internacional y máxima del exitoso relato liberal. Dos culturas equidistantes, mundos paralelos pero con la hermosa posibilidad de ver mas allá. No habrá paz, ni fronteras, ni tranquilidad. Hasta que RD pregone a todo el mundo, hasta que RD decida ser parte y poner en la agenda internacional la realidad, la verdad, La orfandad y la mezquindad del mal vivir de nuestros vecinos. Hasta que no seamos los mayores vendedores de la tragedia Haitiana e involucremos a toda la comunidad internacional en la solución. Están dadas las condiciones. Voluntad política y ego histórico. Manos a la obra presidente.

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