Una paranoia colectiva se apoderaba del mundo. El terror de lo peor, un imaginario paredón de fusilamiento global se esparcía. Los ADN de la especie prendían sus alarmas ante el recuerdo de las grandes pandemias, las pestes que cada 100 años cercenan las sobre-poblaciones. Las imágenes de máscaras, los rostros repletos de terror y el grito general cual lienzo de Munch asustaba.
Buenaventura Sánchez Valverde agonizaba. Su adicción al celular, su desmedida necesidad de sobre información acerca del temible Covid-19 lo paralizaba. No valía su conocimiento de las estadísticas. El cacareado 3%, el riesgo real para poblaciones que él no pertenecía. El tema fundamental para …









