"Lo he dicho y repito: el dinero invertido en educación se ha ido al zafacón; la preocupación no ha sido que los niños aprendan." Una y otra vez martillaban estas declaraciones del ministro en la cabeza de Jacques Larsen. Apesadumbrado recordaba el eterno retorno del festín voraz. El asalto a mano armada del botín nacional de los trujillines de turno. Todo cambia para seguir igual susurraba Jacques Larsen.
Ya a eso de las diez de la mañana, en plena faena comercial, Jacques Larsen había disipado aquellas contundentes declaraciones del ministro que retrataban de forma imperecedera la realidad nacional. Asqueado de política. Absorto en las lides …