Sobrepuestos del alicaído aeropuerto AILA, se acomodaron en sus confortables asientos. En busca de una purificación insular partieron. Renovado su romance, migrar a otras tierras era necesidad. Detalle necesario para solidificar los votos con momentos inolvidables. Humedecidos por la pasión, como un torrente de noviazgo reiniciado Anselmo Paulino Roncones y Claudia Pedralles se juraban amor de besos con frotadas ternuras. Dueños del momento, palidecían de gozo junto al zumbido de la nave. El Caribe continental, Cartagena de Indias con todo su exuberancia y riqueza colonial les esperaba quieta, dispuesta como un amor en tiempos del cólera para acogerles en su regazo de puerto imperial.
Ya …