Un olor a naufragio desde el imperio. Los resultados electorales junto al pataleo tropical del flamante y pintoresco inquilino de la Casa Blanca provocaba una risa mañanera en Anselmo Paulino Roncones. Las noticias desde CNN en Atlanta de fraude, votantes muertos, algoritmos y demás diabluras era un flashback de las otrora vilipendiadas repúblicas bananeras por la prensa del primer mundo. Ahora eran realidades de la nación más poderosa del planeta. Las más concurridas y reñidas elecciones de la historia norteamericana que enseñoreaban un mapa de una nación profundamente dividida. Ganó la decencia, la humanidad, el multilateralismo, la libertad, la democracia; perdió la trampa, el populismo, …