"La vida es siempre más profunda de lo que sabemos y

más Divina de lo que nos parece."

William James

Nos retumban en la conciencia las masas enardecidas en un Eugenio Ma. de Hostos atiborrado de almas, vociferantes, poseídas por los dioses de la acción, el peligro, la lucha, el combate.

Siempre me identifiqué con los desposeídos de la fortuna, los rebeldes, los que luchaban contra la corriente, los estandarizados como genios del mal, la eterna lucha entre el bien y el mal, los abucheados, los luchadores infatigables contra el status-quo, contra los Jack Veneno, que vencían pero no me convencían.

La lucha libre era un toque de queda, una magia vibrante que movía fibras, trastocaba el alma, enaltecía el goce y la algarabía de una niñez llena de energía. Si bien es cierto que era Pan y circo, un show, un espectáculo, nunca olvidaré el programa de los sábados, los domingos en el Eugenio mi parque de ocio en mi niñez, el programa radial con Tamárez y Paulino.

Ante la desaparición de Relámpago, solo me queda el recuerdo trasnochado de una Bella Época, algo romántica, simple,escasa tecnología, sensible, carente de multiplicidad de ofertas, pero gozosa, con el menú, con lo que había.

Me quedo con el recuerdo, la añoranza del pasado, de Puño de Hierro, el Caballero, Don Elías el de Alí Babá en las gradas, con el clímax de Relámpago personificado de Santa Claus caribeño, arrebatándole el sueño dorado a Jack, en un Olímpico repleto, colmado de pan y circo, a la vieja usanza de la milenaria Roma… recordar es vivir… talvez soñar… ¡Adiós genio del mal!