Gigante y portentoso campea su espíritu en la atmósfera universal. Hombres como este nacen cada 200 años, para desmentir la pequeñez humana y ejemplificar la grandeza y el valor del alma, la infinita posibilidad que tenemos para transformarnos como especie.

Luego de años tumultuosos, guerrillero, terrorista que ahogó en sus miserias y odios fundados la vida de muchísimas personas, lleno de odio y resentimientos combatió la injusticia, un apartheid criminal, fue hecho prisionero por 27 años… Allí, como un gigante se transformó, conoció sus miserias, entendió la futilidad de los medios en su lucha, cambió sus armas y el terror por la paz, la tolerancia y el amor… cultivó por largos años la paciencia, ciencia de la paz, tras salir de las rejas por esos acuerdos que solo hombres valerosos entienden y transcienden, más allá de sus conciudadanos, MANDELA-LE KLERK, deciden transformar SUDÁFRICA; sale libre, cuatro años más tarde es elegido presidente, y ejerce una presidencia transparente, sin odios ni mezquindades, lleno de amor y apertura, lanza en ristre, como un quijote, logró traspasar las fronteras del poder y salir limpio y alto como una gaviota… lleno de ego histórico, envestido de la categoría universal de los elegidos… los gloriosos que habitan el solio universal de los grandes…

Ante su partida nos llegan los versos profundos de William Ernest Henley en su poema "INVICTUS"…

"En medio de la noche que me cubre,

negra como el abismo de polo a polo,

Agradezco a cualquier dios que pudiera

existir por mi alma inconquistable.

En las feroces garras de las circunstancias

no me he lamentado ni he llorado.

Bajo los golpes del azar mi cabeza sangra,

pero no se doblega.

Más allá de este lugar de ira y lágrimas

se acerca inminente el horror de la sombra,

y aún así la amenaza de los años me encuentra

y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecha sea la puerta,

cuán cargada de castigos la sentencia.

Soy el amo de mi destino:

Soy el capitán de mi alma."