Oscura, con un silencio temeroso toda la habitación. Pesadillas de pisadas de botas polvorientas, machacando los suelos de la frontera con furor. De fondo, el tableteo sórdido de ametralladoras con aroma a pólvora poblaban los sueños negros de Anselmo Paulino Roncones. El terror de haber vivido la matanza del 1937, la posibilidad de cargar RD con todas las consecuencias del vecino estado fallido. La dejadez a conciencia de los países ricos y antiguos colonizadores ante el caos total producía espanto con temblor.
De un sueño a otro Anselmo Paulino Roncones barajaba posibilidades con escenarios, ante el mayor reto de todos los tiempos para la dominicanidad. …