El clima conspira. La efervescencia poderosa que transpira la hamaca asfixia y retuerce en un nauseabundo malestar estomacal. La lucha por el poder, el reparto descarado del producto de las ubres de la vaca nacional constipa los ánimos. Cualquier mequetrefe jurídico amante del chantaje y defensor de reelección; cualquier otrora joseador de tragos en el Mesón de Barí, en tiempos de ingeniero de tercera categoría, es noticia relevante. Síntoma del péndulo de la suerte del estado, y el futuro manejo del botín nacional. Son tantos los que chupan del animal nacional, que el circo y los pleitos de sus plebes bufones son pragmatismo del acontecer. …